El huracán Gabrielle acapara titulares esta semana. Lo que al principio era una posibilidad barajada por varios expertos, hoy gana consistencia. La AEMET ha señalado en sus redes que, tras aproximarse a Azores el viernes, el sistema perderá sus rasgos tropicales, podría acercarse a la Península como borrasca el fin de semana.
Es un comportamiento relativamente habitual en otoño, cuando los ciclones del Atlántico interactúan con el chorro polar y se transforman en bajas extratropicales. Aun así, persiste incertidumbre sobre su trayectoria definitiva y la intensidad con la que podría afectarnos.

Transición extratropical: qué significa en la práctica
Una vez inicie la transición extratropical, Gabrielle dejará de comportarse como un huracán clásico. Su energía ya no procederá del calor del océano, sino de los contrastes de temperatura entre masas de aire. Este cambio suele ampliar el campo de vientos y repartir los efectos a gran distancia del centro.
Todo esto se traduce en un temporal más extendido y menos concentrado. Aunque no hablaríamos de un "huracán" tocando España, la borrasca resultante puede ser notable y dejar episodios de lluvia, viento y mala mar.
Primeras zonas en riesgo: noroeste en el punto de mira
Si el escenario se confirma, el oeste peninsular sería el primero en notar el empeoramiento. Galicia y el noroeste de Castilla y León podrían recibir los frentes más activos. Llegarían con lluvias que, según la posición final del mínimo, tenderían a extenderse hacia el interior.

La costa cantábrica y áreas montañosas del noroeste también vigilan un posible aumento de rachas de viento y un empeoramiento del estado de la mar. La evolución entre el sábado y el domingo marcará la diferencia entre un episodio moderado y un temporal de mayor entidad.
Mar, viento y lluvia: impactos probables
El primer síntoma podría llegar desde el mar: oleaje y mar de fondo en litorales expuestos del Atlántico y Cantábrico. Después, la lluvia iría ganando protagonismo a medida que los frentes crucen la Península. El viento podría intensificarse en litorales y cumbres, con rachas puntualmente fuertes que compliquen desplazamientos y actividades al aire libre.

Todo ello con un matiz clave. La incertidumbre aún es significativa y cualquier variación en la ruta de la borrasca puede cambiar el reparto de efectos.
El cuadro que dibuja AEMET es claro: Gabrielle llegará a Azores el viernes y, ya convertida en borrasca, podría afectar a España durante el fin de semana. Queda margen para que la atmósfera mueva las piezas, por ello, en este tipo de situaciones, la clave es seguir los partes oficiales y actualizar la información.

