El Barça sorprendió al anunciar la cancelación de un amistoso en Libia que estaba previsto durante el próximo parón internacional. La decisión responde a cuestiones de seguridad y logística en un contexto complicado a nivel internacional. Joan Laporta, presidente culé, avaló la medida pese a implicar pérdidas económicas significativas.
El club había recibido un adelanto de cinco millones de euros por su participación en el evento, pactado meses atrás. Tras suspender el encuentro, la directiva devolvió la cantidad íntegra al promotor libio. Con ello, el Barça asume un revés económico en un periodo de gran exigencia financiera.

Razones de seguridad y calendario del Barça
El amistoso debía disputarse en Bengasi, la segunda ciudad más poblada del país africano, en plena gira del programa Barça Experience. La visita se presentó inicialmente como una oportunidad de expansión internacional y de acercar la marca a un mercado nuevo. Sin embargo, la coyuntura de seguridad y las dificultades logísticas terminaron pesando más que el beneficio económico.
Además, el calendario deportivo culé atraviesa un tramo especialmente intenso. En septiembre, el Barça afrontó cinco partidos en apenas 15 días. Y en las semanas posteriores al parón espera un maratón competitivo que incluye Liga, Champions y Clásico contra el Real Madrid.
Joan Laporta entre lo económico y lo deportivo
Joan Laporta respaldó la cancelación del amistoso como una medida de prudencia, priorizando descanso y seguridad de la plantilla. El presidente entiende que la carga de partidos amenaza el rendimiento del equipo en las competiciones prioritarias. Aun así, la devolución del adelanto supuso un golpe a los ingresos previstos.
Este revés económico refleja las tensiones de la gestión financiera actual del Barça. Laporta busca ingresos extraordinarios en giras internacionales, pero al mismo tiempo no puede poner en riesgo a los jugadores. La estrategia del presidente pasa por equilibrar las cuentas sin comprometer lo deportivo.
Impacto para el futuro del Barça
La cancelación en Libia contrasta con los éxitos financieros de otras giras recientes. En Asia, el Barça ingresó 15 millones por tres amistosos disputados en Japón y Corea. Ese modelo sigue vigente, pero con la lección aprendida de evitar destinos donde la seguridad pueda ser cuestionada.
Laporta mantiene abierta la posibilidad de explorar nuevos amistosos en 2026, siempre que el calendario y el contexto lo permitan. El proyecto Barça Experience seguirá buscando mercados exóticos para expandir la marca, aunque con mayor cautela. Por ahora, el club asume la pérdida como el precio de la responsabilidad.

