En la ciudad de Madrid tenemos varios cuerpos incorruptos famosos, el propio San Isidro, patrón de Madrid, parece que se lo encontraron así. También en Alcalá de Henares tenemos a San Diego, venerado y visitado. No obstante, muy poca gente conoce la historia de Doña María Ana Navarro de Guevara y Romero más conocida como Beata Mariana de Jesús.
Madrileña de nacimiento y una de las hijas predilectas de "La Villa", hizo milagros en vida y se apareció a diversas personas después de muerta para hacer el bien.
Historia de Mariana de Jesús
En la biografía de 1784 escrita por Don Juan de la Presentación e Isidoro Hernández Pacheco, se cuenta que María Ana nació en Madrid en enero de 1565 y fue bautizada en la Iglesia Parroquial del Apóstol Santiago. Su padre, Don Luís Navarro Ladrón de Guevara, era manguitero real, trabajó para Felipe II y Felipe III y su madre, Juana Romero de Villalpando, tenía sangre noble.
Desde niña fue tocada con mano divina, siempre estaba preocupada por los más desfavorecidos y siempre quiso dedicar su vida a Dios y a los demás. Una tarde, escuchando a un fraile algo se iluminó dentro de ella y decidió dedicar su vida a la oración y al prójimo, según cuenta ella misma en algunos de sus escritos.
Su padre se oponía firmemente a la decisión tomada por Mariana, ya que tenía acordada su mano con el hijo de un noble. Según cuenta la tradición, Mariana se desfiguró el rostro para que el noble no la aceptara en matrimonio. Otras fuentes dicen que fueron las máscaras mortuorias que le realizaron cuando falleció, las que le desfiguraron el rostro.
En el año 1598 la joven se retiró de penitente a la ermita de Santa Bárbara, subsistía gracias a la ayuda del Fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento y de los vecinos de la zona que la alimentaban y cuidaban. Los frailes le dejaron una pequeña casa junto al convento de los mercedarios descalzos y dedicó su vida a la oración y ayudar a los más desfavorecidos.
En el año 1613 es admitida en la Orden de la Merced. En los siguientes años de su vida, la fama de la beata Mariana de Jesús fue creciendo en todo Madrid, a causa de sus milagros y apariciones, siendo muy popular en La Villa y muy querida por todos los madrileños, teniendo fama además de haber hecho curaciones y prodigios de todo tipo, con testigos presenciales de esos milagros, llegando a oídos del rey y los altos cargos del clero.
Debido a esto, sus superiores le ordenaron que escribiera sus experiencias místicas, describiendo en diferentes escritos las visiones que había tenido de Jesucristo y la Virgen María, además de bilocaciones cuando estaba meditando, llegando a permanecer en estados de éxtasis durante largo tiempo.
Máscara Mortuoria
El 17 de Abril de 1624 Doña Mariana de Jesús, falleció a los 59 años. Su popularidad hizo que Felipe IV concediera que el cadáver fuera expuesto en público durante tres días. El pintor Vicente Carducho realizó máscaras mortuorias de la difunta Mariana. Actualmente se conserva una de sus máscaras en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid.
Y aquí viene la pregunta que nos planteamos todos al conocer la historia, ¿Fue Carducho quien la desfiguró el rostro, al realizar los moldes o la propia Doña Mariana como cuenta la leyenda? Solo un examen forense actual nos esclarecería el misterio.
Al poco tiempo de su fallecimiento dio comienzo el proceso de beatificación, contando con gran apoyo de las autoridades más importantes de la época y del Monarca Felipe IV. Posiblemente alguna de esas máscaras post mortem pudo terminar en la Casa Real, ya que eran grandes devotos a la beata.
El 31 de agosto de 1627 se exhumó el cadáver y fue grande la algarabía y la impresión de los presentes al ver con sus propios ojos el prodigio que había acontecido. Pese haber muerto unos años antes, el cuerpo estaba incorrupto, «la piel y los músculos estaban flexibles y desprendía un aroma muy agradable», según un texto de la época, narrado por Don Juan de la Presentación.
Evolución del cuerpo incorrupto
Los restos de Mariana, se volvieron a examinar en los años 1731, 1924 y 1965 comprobándose que el cuerpo permanecía intacto. En 1783 el Papa Pío VI la declaró beata y el Ayuntamiento de Madrid la coronó como Patrona de Madrid.
Al cuerpo incorrupto de la beata le dieron sepultura en el convento de Santa Barbará, hasta que en 1836 con la desamortización de Mendizábal el cadáver de Mariana fue trasladado a la iglesia del Convento de Don Juan de Alarcón de Madrid, en la calle Valverde nº 15.
Su festividad se celebra el día 17 de abril, en los horarios de visita se puede ver el cuerpo de la Beata Mariana y, aunque ya casi no se la recuerde a esta buena madrileña, su cuerpo sigue incorrupto por lo que parece y tiene muchos devotos que creen en sus milagros todavía.