Según estudios de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y la investigación española PREDIMED el pistacho ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares. Y no solo patologías de este tipo, sino que además un consumo habitual ayudaría a tratar la diabetes de tipo II o hipertensión.
Además de aportar muchas propiedades para nuestro organismo, el pistacho actúa como saciante, por lo que un consumo moderado ayuda a mantener un peso equilibrado. La Fundación Española de Nutrición destaca su bajo contenido en grasas saturadas y un aumento de grasas insaturadas. Por lo que podemos decir que el pistacho no engorda si se consumen alrededor de 100 gramos al día.
También está compuesto de potasio, calcio, magnesio, zinc, fósforo, hierro, tiamina o vitamina B1, vitamina E, ácido fólico o vitamina B12. Todos estos componentes ayudarían a mantener los huesos fuertes, tener energía, generar células nuevas y mantener las neuronas sanas, entre otros.
El pistacho no solo son un placer para nuestro paladar, sino que actúan como una herramienta valiosa en la promoción de la salud.
Enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo II e hipertensión
Diversos estudios confirman que "la dieta mediterránea que incluye el consumo diario de pistachos" reduce el riesgo de sufrir un infarto, un ictus o incluso la muerte por estas causas.
Alrededor de 2 millones de personas mueren cada año en todo el mundo, debido a afecciones cardiovasculares. En España, la cifra supera las más de 100.000 personas según el INE. En 2023, un 27,1% de las muertes en nuestro país fueron ocasionadas por enfermedades de este tipo.
Un estudio llevado a cabo por la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona revela que "el consumo habitual de pistacho mejora la resistencia a la insulina y disminuye el incremento de los niveles de glucosa en sangre".
La diabetes o la hipertensión son dos factores de riesgo que actúan como agravantes en la contribución de problemas cardiovasculares. Los altos contenidos de azúcar en sangre desarrollan tensión alta y riesgo de infarto o ictus. También la hipertensión puede conducir a desarrollar cardiopatías o dolencias de este tipo, o incluso la muerte.
La Fundación Española del Corazón destaca que este hábito alimenticio puede contribuir a reducir la presión arterial, disminuyendo así la posibilidad de aterosclerosis y complicaciones graves como infartos o trombosis cerebrales.