Francisco de Goya es uno de los mejores y más reconocidos artistas españoles de la historia. A lo largo de su vida, el pintor plasmó sus ideas sobre el lienzo en multitud de ocasiones. Su talento era tal, que sus pinturas tocaban todos los temas. No obstante, en el artículo de hoy nos centraremos en los retratos que realizó.
Su primer retrato data del 1783 y era una representación del Conde de Floridablanca, que era el secretario del Despacho de Estado en aquella época. Este trabajo le permitió empezar a ser conocido entre la gente importante de la capital española y que recibiera más encargos por parte de ellos.
Entre la gran variedad de personas representadas por Goya, encontramos grandes ilustres de la época como el rey Carlos IV, los duques de Osuna o la reina María Luisa de Parma. Además, el pintor español también realizó algunos autorretratos de él mismo. En el Museo del Prado se conservan dos. El primero, data del 1795 y es un autorretrato de tamaño reducido. El segundo, data del 1815 y sus dimensiones casi triplican a las del primero.
Hasta la fecha de su muerte, Goya realizó más de 40 retratos que se encuentran actualmente expuestos en el Museo Nacional del Prado en Madrid. Cuando el museo abrió sus puertas, en él solo se encontraban dos de esos retratos; las representaciones a caballo de Carlos IV y de María Luisa de Parma. Ambos, junto con "El picador", ahora conocido como "El garrochista", eran las únicas obras del artista español que se podían encontrar en el museo.
Con el paso de los años, poco a poco se fueron añadiendo más, principalmente debido a las adquisiciones llevadas a cabo por parte del museo. Estas adquisiciones se realizaban principalmente a los descendientes de los retratados. La última incorporación a la colección se realizó en el año 2000 cuando se adquirió el cuadro de "La condesa de Chinchón", obra maestra pintada en 1800.