A lo largo de los años, muchos rumores han circulado sobre la relación entre Richard Gere y Julia Roberts. Especialmente después de su colaboración en una de las películas más icónicas de Hollywood.
Si bien ambos siempre han mantenido una relación profesional, ha habido especulaciones sobre la química real que existía entre ellos. Sin embargo, lo que realmente ha sorprendido a los fanáticos es un detalle que, aunque aparentemente insignificante, ha estado allí todo el tiempo.

Confirman los rumores sobre Richard Gere y Julia Roberts
Es imposible hablar de la relación profesional entre Richard Gere y Julia Roberts sin mencionar Pretty Woman, la película que catapultó sus carreras. Pero entre los diálogos y los momentos románticos, hay algo que hasta los más fanáticos de la película no habían notado hasta ahora.
Un pequeño error en una de las escenas más emblemáticas de la cinta. Un descuido que en su momento pasó desapercibido, pero que con el tiempo ha ganado notoriedad. Y es que a pesar de su simplicidad, ha generado curiosidad entre los fanáticos más atentos del film.

Este "desliz" ocurre a los 32 minutos de la película, cuando los personajes de Vivian (Roberts) y Edward (Gere) comparten un desayuno. Al principio, Vivian está comiendo un cruasán mientras Edward lee el periódico, pero cuando la cámara regresa a ella, el desayuno ha cambiado.
Ahora está comiendo una tortita mordisqueada. ¿Cómo pasó esto? La respuesta está en una decisión que no fue un error de montaje, sino un cambio consciente que Garry Marshall, el director, eligió mantener durante la filmación.

Pretty Woman se ha convertido en todo un clásico
Durante el rodaje, se grabaron dos versiones de la escena: una con el cruasán y otra con la tortita. Marshall prefirió la toma donde la actuación de Roberts era más natural, aunque esto implicara un cambio en el desayuno entre tomas.
Este es solo uno de los pequeños gazapos que los fanáticos han comenzado a notar con los años. A pesar de estos errores, Pretty Woman sigue siendo una de las películas más queridas de todos los tiempos, y su magia nunca ha desaparecido, a pesar de los pequeños fallos.
Y es que, a veces, lo que hace memorable una película no son sus detalles perfectos, sino los momentos que perduran en nuestra memoria. Esos pequeños fallos, en lugar de restar, añaden un toque de autenticidad y cercanía a la historia, convirtiéndola en algo más real y humano.