El Principado de Mónaco atraviesa una crisis institucional que ha puesto en alerta a la familia Grimaldi. Las filtraciones de documentos internos han destapado un complejo entramado de acusaciones y reproches. El escándalo involucra directamente al soberano, Alberto II, y a su entorno más cercano.
La situación, bautizada ya en la prensa francesa como 'Monacogate', crece con cada nueva revelación. El protagonista de estas acusaciones es Claude Palmero, quien fue contable del príncipe durante dos décadas. El resultado es un enfrentamiento que amenaza con dañar seriamente la imagen del Principado.

Un contable con secretos de Estado
Claude Palmero desempeñó durante más de 20 años la gestión de los bienes de la familia Grimaldi. Fue nombrado por Raniero III, padre del actual soberano, y conocía como pocos los detalles financieros de la Familia Real monegasca.
Tras su despido fulminante en junio de 2023, decidió aportar a la justicia numerosos documentos que comprometían a la familia. Entre ellos, figuran los llamados “cuadernos”, con anotaciones de gastos y reuniones privadas del príncipe Alberto y Charlene. Estos registros se convirtieron en el origen del conflicto judicial.
El excontable asegura que actuaba siguiendo órdenes directas del príncipe Alberto. Afirma que su trabajo buscaba preservar la confidencialidad de operaciones delicadas. Sin embargo, el soberano le acusa de haber gestionado el patrimonio de forma opaca y de extralimitarse en sus funciones.

Alberto de Mónaco contra su antiguo asesor
El príncipe Alberto ha presentado varias denuncias contra su excontable por la exposición de datos confidenciales. Le imputa delitos de abuso de confianza, violación de secreto profesional y desvío de fondos. El soberano insiste en que Palmero utilizó bienes familiares para su propio beneficio mientras trabajó en el Principado.
Por su parte, el antiguo gestor niega haber actuado en contra de la ley y afirma haberse limitado únicamente a sus funciones. Sostiene con firmeza que solo cumplía órdenes directas del jefe de Estado y que todas sus detalladas anotaciones lo demuestran sin dejar dudas. Ha comparecido ya en más de una decena de ocasiones ante la policía monegasca para defender su inocencia y rechazar las acusaciones.
Las acusaciones cruzadas no hacen más que aumentar la tensión. Cada nueva filtración publicada por la prensa francesa reaviva el escándalo. El caso ha adquirido tal magnitud que incluso Bruselas incluyó a Mónaco en su lista de territorios de alto riesgo financiero.

Un problema que inquieta a Charlene
Las revelaciones también afectan a la princesa Charlene, esposa de Alberto desde 2011. En los documentos aparecen referencias a elevados gastos personales. Según las anotaciones, habría destinado 15 millones de euros en menos de una década.
El impacto mediático ha sido inmediato. Analistas señalan que este caso erosiona la imagen de austeridad que intenta proyectar la monarquía. Además, las menciones a propiedades adquiridas a nombre de terceros despiertan sospechas en la opinión pública.
Alberto de Mónaco y Charlene tienen un problema que irremediablemente afecta a la familia Grimaldi. El avance de la investigación podría revelar más episodios delicados. Para la pareja, la prioridad es ahora contener el daño reputacional y evitar nuevas filtraciones.

