La monarquía danesa atraviesa una fase de transición marcada por la figura de un nuevo rey que ha despertado tanto expectativas como dudas. Federico X, al asumir el trono, se enfrenta al difícil reto de igualar el legado de su madre, la reina Margarita II.
Sin embargo, la percepción pública del nuevo monarca no ha sido la esperada hasta el momento. Muchos creen que necesitará tiempo y gestos para ganarse un lugar en la historia de la monarquía europea.

Mary de Dinamarca ya no puede ocultar qué pasa con Federico
El comienzo de su reinado estuvo marcado por un escándalo relacionado con Genoveva Casanova en Madrid. Aunque la protagonista negó que existiera algún romance y la Casa Real trató de zanjar el asunto, el episodio alteró la estabilidad de su matrimonio.
Este incidente, sumado a otros comportamientos polémicos como sus frecuentes ausencias y escapadas privadas, ha generado críticas constantes en los medios. El rey Federico se ha visto señalado por sus contradicciones en cuanto a sus acciones.

¿Federico de Dinamarca es querido por los daneses?
A pesar de los detractores, la popularidad de Federico X sigue siendo notable. Con un respaldo del 80% de la población danesa, el monarca ha sabido capitalizar el apoyo popular para avanzar en su reinado.
Una de las iniciativas que más ha sido valorada por los daneses es la decisión del matrimonio de destinar 215.000 euros a 16 proyectos benéficos. Una acción que busca mejorar su imagen pública y reparar los lazos con aquellos que critican el gasto excesivo.
Entre los beneficiarios de esta acción se encuentran organizaciones que apoyan a mujeres víctimas de violencia, la Sociedad Danesa contra el Cáncer y programas para niños en situación de vulnerabilidad. También se apoyarán campamentos de verano para niños en riesgo social.

No obstante, sigue siendo una incógnita si estas acciones serán suficientes para restablecer la confianza de los daneses y sanar la imagen de la monarquía. La percepción pública sigue siendo incierta y el camino para recuperar el apoyo total podría ser largo.
Sea como sea, Mary de Dinamarca ha demostrado ser una figura central en la monarquía danesa. Enfrentando tanto desafíos personales como públicos con una gran determinación. A pesar de las dificultades que ha atravesado, ha mantenido su compromiso.
Su resiliencia y dedicación a la familia real y a las causas que apoya siguen consolidándola como una figura respetada y admirada. A medida que continúa adaptándose a su rol, se afianza como una pieza clave en esta etapa de transición para la monarquía.