En medio del bullicio que suele acompañar a las figuras públicas, Richard Gere y Alejandra Silva han creado en Madrid su refugio. Desde que decidieron establecerse en 2024 en la exclusiva zona residencial de La Moraleja, la pareja ha cuidado cada detalle de su hogar.
Lejos del bullicio y las apariencias, su vivienda es un auténtico remanso de paz que habla de sus valores y su búsqueda de bienestar. Es un espacio pensado para el descanso, la armonía y la vida familiar.

Así es la mansión de Richard Gere y Alejandra Silva
La vivienda, diseñada con un gusto exquisito y una clara intención de transmitir serenidad, combina elementos naturales con una estética elegante y sobria. En el salón, que se ha convertido en el corazón del hogar, destacan los tonos suaves.
Estos recuerdan a la tierra y al entorno natural, con maderas envejecidas y colores que van desde los beiges hasta los verdes apagados. Este ambiente invita a la relajación y al disfrute pausado, alejándose por completo del glamour estridente.
Un gran sofá de líneas clásicas, tapizado en un gris claro, sirve como eje central del espacio. La comodidad se realza con cojines que mezclan patrones geométricos y colores lisos, aportando textura y calidez sin perder la sencillez.
Frente a este, una mesa de centro elaborada en madera rústica realza aún más la conexión con la naturaleza. Este elemento aporta un toque de autenticidad y calidez que complementa perfectamente la decoración del espacio.

La nueva vida de Richard Gere en Madrid
Uno de los detalles más singulares es la pared principal, pintada en un cálido tono tierra, donde se ha incorporado una hornacina alargada y estrecha. Esta repisa, enmarcada por una viga de madera, ofrece un espacio funcional y decorativo al mismo tiempo, sin saturar el ambiente.
Sobre ella, una cuidada selección de elementos como velas, faroles metálicos y jarrones de cristal generan una luz tenue y acogedora. La iluminación complementa la atmósfera con una lámpara de pantalla blanca que aporta suavidad.

Además, un espejo con marco de inspiración oriental introduce un detalle exótico sutil que aporta carácter y profundidad al conjunto. Cada elemento ha sido pensado para favorecer la privacidad y la espiritualidad que la pareja valora profundamente.
Lejos de la fama, Richard y Alejandra han optado por construir un hogar que refleje sus valores y su conexión con el budismo. Así, esta casa en La Moraleja es un auténtico santuario de calma y familia para una de las parejas más discretas del espectáculo.