La Casa Real ha comunicado una decisión de Felipe VI que refuerza su vínculo con una de las tradiciones religiosas más emblemáticas del país. El gesto, cargado de simbolismo, pone de manifiesto el papel activo del monarca en la conservación del legado espiritual e histórico de España.
Lo que podría parecer un acto puramente ceremonial es, en realidad, una expresión de continuidad entre la Corona y las raíces culturales del país. Esta decisión ha sido recibida con entusiasmo por la ciudadanía, especialmente en Granada, donde se celebrará el acto central de esta renovación.

La huella real en la devoción granadina
La relación entre la monarquía española y la Virgen de las Angustias se remonta a principios del siglo XVI. Fue Isabel la Católica quien, en 1501, donó una pintura mariana que daría origen a una de las devociones más arraigadas en Andalucía. Con el tiempo, esta relación se consolidó con Felipe II, que impulsó la construcción de la actual basílica.
Durante siglos, varios miembros de la familia real han mantenido vínculos con esta hermandad haciendo donaciones y participado en actos y eventos espirituales en Granada. La figura del monarca ha sido vista por muchos como un puente entre la fe popular y la institución.
Felipe VI mantiene viva esta tradición familiar. Su rol como jefe del Estado implica un compromiso con la cultura y religión de España. En Granada, su presencia es muy significativa para los fieles porque fortalece la fe y el orgullo local.

Una decisión firme que refuerza el vínculo
Este viernes 29 de agosto, Felipe VI acudirá a la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias para renovar su título de Hermano Mayor Perpetuo. No se trata de un gesto improvisado ni simbólico sin peso, sino de una elección firme por parte del monarca que ha sido comunicada por la Casa Real. Según fuentes cercanas, Felipe no ha dudado en seguir adelante con este compromiso y “no se arrepiente” de asumir de nuevo este papel.
Durante el acto, el rey recibirá la medalla que representa este honor y visitará el camarín de la Virgen, reforzando así su cercanía con la hermandad y con el pueblo granadino. Su título de Hermano Mayor Perpetuo no implica funciones administrativas, pero sí representa el más alto honor simbólico dentro de la hermandad. Sin duda, será un momento de carga simbólica tanto para los miembros de la cofradía como para los fieles que siguen con devoción esta tradición.

La ciudad de Granada espera este evento con entusiasmo y fervor. La renovación del título no solo conecta a Felipe VI con la cofradía, sino que también refuerza el orgullo granadino por su identidad religiosa. Es una oportunidad para celebrar la fe, la historia y la continuidad de tradiciones que han perdurado durante siglos.
La decisión de Felipe VI ha sido interpretada por muchos como una voluntad de conectar con las raíces del país. Frente a tiempos en los que algunas instituciones pierden peso simbólico, Felipe apuesta por la continuidad de los valores y el respeto por la historia.