Carles Puigdemont vuelve a estar en el punto de mira, tras la celebración de las elecciones generales. El posible apoyo de su partido a Pedro Sánchez podría renegociar su vuelta a España para estar con su mujer, Marcela Topor.
A pesar de que su historia de amor no es muy conocida, se conocieron en 1998 y llevan juntos 23 años. Ahora, mientras siguen las negociaciones para el retorno del expresidente, les contamos algunos de los detalles del matrimonio.
Un matrimonio oficializado con dos bodas
Marcela Topor llamó la atención del expresidente desde el primer momento. Se conocieron en Girona, en 1998, cuando Marcela participó en un festival internacional de teatro amateur. En ese entonces, ella estaba dando sus primeros pasos como actriz y él empezando su carrera política.
Topor llegó de la mano de la compañía de teatro 'Ludic Theatre' y tuvo un flechazo con Puigdemont en sus queridas tierras catalanas. Tras declararse el amor, ella tuvo que volver a Lasi, su ciudad natal, puesto que ella es rumana. Las primeras citas las tuvieron allí, pero, posteriormente, se trasladaron en París.
En 2020 la pareja decidió hacer el paso y oficializó su relación con dos bodas. La primera fue en Roses, en las tierras del expresidente, mediante una ceremonia laica. Más tarde se volvieron a casar y, en esta ocasión, fue en Rumanía por el rito ortodoxo.
Tras oficializarse la pareja, Topor ha trabajado en varios medios de comunicación. Los contactos de su esposo la ayudaron a encontrar rápidamente trabajo. Años después se convirtió en la primera dama cuando su marido fue escogido Presidente de la Generalitat.
Más allá de estas informaciones, que son bastante habituales, les contamos algunos de los secretos de Marcela. Como por ejemplo, por qué es llamada por muchos de sus amigos «maga».
El lado más desconocido de Marcela Topor
De todos los aspectos que se conocen de la mujer de Carles Puigdemont, lo más curioso es que la llaman «la maga». Según indica La Razón, Topor es una fiel creyente del mundo de los espíritus, debido a que fue educada con las tradiciones más ancestrales de Rumania.
Es una auténtica fan de la adivinación y los amuletos y, además, predice el futuro en función de la naturaleza. Según el medio citado anteriormente, compañeros de colegio revelaron que, desde muy pequeña, le gustaba vestirse de nigromante y leer libros de magia.