La tradicional celebración de San Juan en Mónaco ha dejado este año una sensación extraña. Entre fuegos artificiales y bailes, lo que más llamó la atención fue la inesperada actitud de una de las protagonistas habituales de la familia Grimaldi: la princesa Gabriella.
La hija menor del príncipe Alberto y la princesa Charlene, que cumplirá diez años en diciembre, apareció seria, ausente. La pequeña se mostró sin ese brillo que durante años ha encantado a la prensa y al público monegasco.

Preocupación por la princesa Gabriella
Desde hace meses, quienes siguen de cerca a la familia real han notado un cambio evidente en la pequeña. Gabriella, conocida por su espontaneidad y su carácter alegre, parece haber perdido parte de esa chispa.
Siempre se había mostrado como el alma libre de los Grimaldi: simpática, risueña y poco preocupada por los formalismos. Esa naturalidad, que contrastaba con el estilo más rígido de su padre y la expresión melancólica de su madre, parece haberse apagado poco a poco.
Algunos especulan con que este cambio podría deberse simplemente a una etapa de crecimiento. Gabriella se encuentra en ese momento de transición hacia la preadolescencia, cuando muchos niños se vuelven más reservados, más introspectivos.
Otros, en cambio, no descartan que esté influida por el ambiente emocional que la rodea. Especialmente por la figura de su madre, la princesa Charlene, quien durante años ha sido apodada por algunos como "la princesa triste".

Comunicado urgente sobre Charlene de Mónaco y la princesa Gabriella
A este clima se suma una reciente decepción: la cancelación de un viaje oficial a Japón, que Gabriella esperaba con ilusión. El principado anunció hace solo unos días que, por motivos de seguridad, la visita quedaba pospuesta.
En el comunicado oficial se detalla que "a raíz de los recientes acontecimientos en Oriente Medio, se ha decidido que la princesa y sus hijos no participen en este viaje". El motivo, según la Casa Real, es proteger a la familia ante la creciente tensión geopolítica entre Irán e Israel.
La Casa Real ha priorizado la protección de Charlene y sus hijos por encima de los compromisos diplomáticos con la monarquía japonesa. De esta manera, ha optado por posponer el viaje ante el escenario internacional actual.
Mientras tanto, el pueblo monegasco observa con cierta inquietud el cambio de actitud de Gabriella. ¿Será solo una fase pasajera o el reflejo de algo más profundo?