Michael Middleton, padre de la princesa de Gales, tiene una biografía con aspectos curiosos que lo distinguen dentro del entorno real británico. Aunque habitualmente permanece en un discreto segundo plano, su vida guarda episodios sorprendentes que revelan un perfil más interesante de lo que parece.
En la actualidad, con 75 años, atraviesa una etapa marcada por la enfermedad de su hija Kate. Además de apoyarla en su tratamiento, también se mantiene al lado de su yerno, el príncipe Guillermo. Sin embargo, entre sus vivencias destaca un capítulo inesperado que lo ha definido y que resulta ser el dato más peculiar de su trayectoria.
Un suegro muy cercano al príncipe Guillermo
La relación entre Guillermo y los Middleton ha sido siempre cercana, al punto de convertirse en un tema seguido con interés por los medios británicos. Desde el inicio de su relación, Guillermo encontró en los Middleton tranquilidad y cercanía, algo muy distinto a la vida de palacio.
En 2012, Guillermo rompió una tradición al pasar la Navidad con los Middleton en lugar de acudir a Sandringham con los Windsor. Aquella decisión generó debate, pero también evidenció la importancia de sus suegros en su vida personal. El príncipe buscaba normalidad, y en Bucklebury la encontró.
La situación vivida en los últimos meses, marcada por la enfermedad de Kate, ha reforzado aún más esos lazos. Michael y Carole han estado presentes en actos oficiales, pero también en la vida cotidiana de sus nietos, dando estabilidad a Guillermo en tiempos difíciles.
Las raíces aristocráticas de Michael Middleton
Michael nació en Leeds en 1949 en el seno de una familia con vínculos a la aristocracia británica y tradición en la aviación militar. Tras estudiar en la Universidad de Surrey, decidió iniciar su trayectoria profesional como controlador aéreo, siguiendo de algún modo los pasos de su padre piloto.
En esos años conoció a Carole, con quien se casó en 1980. Juntos crearon un hogar en Berkshire y formaron una familia con tres hijos: Catherine, Pippa y James. Siempre procuraron darles una infancia estable y alejada del escrutinio, aun cuando la vida de Kate cambió para siempre con su matrimonio.
Instalados en Bucklebury, Michael y Carole lograron mantener un estilo de vida cómodo. Su apellido no tenía resonancia en los medios, pero sí conservaban cierto prestigio social gracias a sus orígenes y al esfuerzo personal de ambos.
El negocio inesperado que marcó su vida
Lo más llamativo de Michael es que su fortuna no provino de herencias aristocráticas, sino de un negocio sorprendente: la venta de artículos de fiesta. A finales de los años 80, fundó junto a su esposa la empresa Party Pieces, que ofrecía desde globos hasta vajillas desechables para celebraciones.
La compañía creció con rapidez y se convirtió en un éxito financiero. Durante décadas proporcionó a la familia un nivel de vida elevado y reforzó su posición social. No obstante, la bonanza terminó con dificultades económicas que llevaron a la venta de la empresa en 2023.
Ese desenlace significó la quiebra y deudas millonarias, aunque la atención mediática se centró más en la fortaleza familiar frente a la enfermedad de Kate. Aun así, el peculiar negocio de fiestas sigue siendo el dato que más sorprende de la vida de Michael Middleton.