Luis de la Fuente es el seleccionador del equipo nacional masculino de fútbol. Por ello, todo lo que gira en torno a él genera curiosidad entre la ciudadanía. Y a esta ahora le vamos a destapar un secreto del riojano: no puede evitar dejar seducirse por dos propuestas relacionadas con la alimentación.
Se trata de dos tentaciones a las que le cuesta resistirse, y eso que él se cuida muchísimo. Es más, no son precisamente las más saludables, pero reflejan su parte más auténtica y terrenal.

Luis de la Fuente, un seleccionador que cuida cuerpo y mente
A sus 64 años, Luis de la Fuente luce una forma física envidiable. No es casualidad: mantiene una rutina diaria de ejercicio, descanso y alimentación equilibrada. El propio seleccionador ha explicado en diversas entrevistas que su bienestar físico es fundamental para rendir mentalmente al máximo nivel.
Esta noche, él será protagonista de El Hormiguero, donde hablará del logro que ha alcanzado con La Roja: 29 partidos consecutivos sin conocer la derrota. Un récord histórico que ha devuelto la ilusión a los aficionados y que refuerza su figura como líder sereno y eficaz.
Es probable que, durante la entrevista, además de repasar los triunfos deportivos, Luis hable también de su estilo de vida. Porque, aunque su disciplina es admirada por muchos, él mismo ha reconocido en varias ocasiones que tiene dos placeres culinarios innegociables, pequeñas licencias que se permite de vez en cuando.
Las dos debilidades gastronómicas de Luis de la Fuente
La primera de esas tentaciones es un clásico irresistible: unas patatas fritas con huevos. El propio entrenador ha confesado que este plato es su favorito desde hace años.
No importa cuántas veces trate de evitarlo, al final acaba cayendo en la tentación. Le encanta acompañarlo con un trozo de pan y mojarlo en la yema del huevo, algo que reconoce como un placer absoluto.
Este sencillo plato, que muchos consideran símbolo de la cocina casera española, es también su debilidad. Y es que Luis de la Fuente, pese a su rigurosa dieta y su entrenamiento, no renuncia a esos pequeños placeres. Sí, los que lo conectan con sus raíces y con la sencillez de la vida cotidiana.
No obstante, suele reservar este manjar para momentos puntuales. La clave está en el equilibrio y la moderación, no en la renuncia total.

El segundo de sus caprichos es tan clásico como el primero. Él no oculta su pasión por el vino de su tierra. Siempre que puede, disfruta de una copa de vino Rioja, que considera un placer sensorial y una parte esencial de su cultura.
Aunque el alcohol no forma parte de una dieta estrictamente saludable, lo consume con moderación y en contextos especiales. Más que una costumbre, para él es un gesto de disfrute y conexión con sus raíces. Su amor por la tierra y por la gastronomía riojana lo acompañan allá donde va, incluso en los momentos más exigentes de su carrera deportiva.
Los nutricionistas insisten en que, pese a los posibles beneficios de una copa ocasional de vino tinto, el consumo debe ser siempre responsable. Luis De la Fuente lo sabe bien, y por eso no convierte este placer en hábito, sino en excepción. Su filosofía combina el rigor de la disciplina deportiva con el valor de las pequeñas recompensas.

