Después de la sorpresa que causó el anuncio de su separación, han comenzado a surgir numerosos rumores en torno a las causas de la ruptura de Kiko e Irene. Kiko Rivera ha aclarado que su separación de Irene Rosales fue de mutuo acuerdo y que ambos priorizan el bienestar de sus hijas. Hasta ahora no se sabía cómo estaba viviendo Irene este duro golpe, pero su círculo más cercano ha revelado detalles sobre cómo se encuentra realmente.
Los mensajes en redes sociales, las declaraciones veladas y los silencios significativos apuntaban a que la situación era más dolorosa de lo que parecía. Ahora, personas cercanas a Irene confirman que está atravesando uno de sus momentos más complicados desde que se hizo pública la ruptura.

Una separación silenciosa pero anunciada
Durante los últimos meses, la pareja tomó la decisión de separarse tras once años de relación. Aunque ambos han insistido en que fue una elección consensuada y sin terceras personas, el proceso no ha sido sencillo. La discreción con la que lo han llevado sorprendió a muchos.
Incluso durante sus últimas vacaciones familiares, ya no estaban juntos como pareja. Sin embargo, tanto Irene como Kiko han dejado claro que seguirán compartiendo momentos por el bienestar de sus hijas. Su prioridad absoluta son las pequeñas, a quienes quieren proteger de cualquier conflicto mediático.
Las palabras de Kiko Rivera en redes sociales parecían una despedida emocional, aunque también una declaración de esperanza. “Hoy cierro un capítulo con gratitud, pero abro otro con esperanza”, escribió el DJ, asegurando que sus hijos son su mayor fortaleza.

La reacción que muchos temían
Aunque el comunicado de la ruptura fue medido y respetuoso, la realidad emocional es muy distinta. Según ha revelado el entorno de Irene, la modelo y excolaboradora de televisión está "muy mal" tras esta etapa. Ha sentido la separación como un auténtico fracaso personal.
Quienes la conocen afirman que Irene fue quien más luchó por mantener viva la relación. Superaron crisis familiares, problemas de salud, e incluso la pérdida de los padres de Irene. Sin embargo, llegó un punto en el que no pudo más y la decisión final, aseguran, la tomó ella.
Fuentes cercanas apuntan que hubo un punto de inflexión tras la muerte del padre de Irene. "Esa noche Kiko no estuvo a la altura de lo que se espera de un marido", comentan. Aunque tratan de no alimentar la polémica, el sentimiento de decepción es evidente en quienes conocen su historia desde dentro.

Decisiones difíciles tras la ruptura
Tras meses de convivencia tensa, Kiko Rivera ha abandonado el domicilio familiar. Aunque sigue cerca para estar presente en el día a día de sus hijas, ha decidido mudarse después de que se hiciera pública la separación. La presión mediática precipitó los cambios.
A pesar de la ruptura, Kiko e Irene insisten en que mantienen una relación cordial. No hay enfrentamientos públicos ni reproches. De hecho, algunas fuentes aseguran que seguirán apareciendo juntos en actos relacionados con sus hijas para preservar la armonía familiar.
Irene, por su parte, se encuentra reordenando su vida. Aunque ha intentado mantenerse fuerte, sus allegados confirman que está atravesando una etapa emocionalmente muy delicada. “Considera que ha fracasado tras haberlo intentado todo”, aseguran personas cercanas.