La reina Camila con expresión seria en primer plano y banderas de Francia ondeando al fondo.

Francia dice basta: no esconden lo de la reina Camila y se avecina nueva polémica

Los medios franceses analizan la figura de la reina Camila y llegan a una conclusión que no pasará desapercibida

La reina Camila ha hecho que todos los medios de comunicación franceses se hayan puesto de acuerdo. La visita de Macron a Reino Unido ha situado a la mujer del rey Carlos en el foco mediático. Nadie escapa al escrutinio público, ni siquiera Camila quien se ha convertido en la gran protagonista de Francia.

La prensa internacional ha aprovechado la ocasión para poner de relieve las carencias de la reina Camila y darle donde más le duele. Las reacciones no han tardado en llegar y ya toda Francia sabe cuál es la cuenta pendiente de la soberana.

Una persona con sombrero claro y expresión facial de sorpresa o preocupación.
La reina Camila recibe feroces críticas | Europa Press

La reina Camila señalada por la prensa francesa

Durante la reciente visita de Estado de los Macron al Reino Unido, la reina Camila ha vuelto a situarse en el ojo del huracán mediático. Camila y el rey Carlos pusieron a disposición del presidente francés toda la majestuosidad de la monarquía británica. No obstante, pese al derroche de lujos y solemnidad, la reina suspende estrepitosamente.

Lo que Francia no esconde de la reina Camila es su pésimo gusto y poco estilo a la hora de vestir. En la cena de gala cargada de simbolismo y diplomacia, la esposa de Carlos optó por un vestido que muchos consideran inadecuado para la ocasión. El diseño, de corte anticuado y color poco favorecedor, fue señalado como un error de etiqueta que no pasó desapercibido para la prensa francesa.

Cuatro personas elegantemente vestidas posan en un lujoso salón decorado con detalles dorados y lámparas de araña
Los medios franceses critican el poco estilo de la reina Camila | Instagram, @theroyalfamily

Los medios especializados en moda han sido implacables con la elección de Camila, destacando que no solo desentonó con el glamour del evento. También traicionó la etiqueta tradicional. El uso de una tiara y un vestido con detalles poco favorecedores provocó una ola de comentarios negativos.

Una crítica más repetida fue la elección del color, un tono marfil sin fuerza ni contraste que se perdió en la majestuosidad del entorno palaciego. Por no hablar de que decidió lucir el emblema de la Orden de la Jarreta, que nada tenía que ver con la cena de gala. Y lo hizo sobre la banda de la Orden de la Legión de Honor francesa que Macron le acababa de conceder.

Un cúmulo de desaciertos estilísticos que pusieron de relieve el poco estilo de la reina Camila frente a otras reinas europeas.

La reina Camila suspende, una vez más, en estilo

No es la primera vez que la reina Camila es cuestionada públicamente por no vestir adecuadamente en los actos a los que acude. Para los expertos, resulta evidente que la mujer de Carlos necesita urgentemente un cambio que favorezca su imagen y su proyección institucional.

Sobre todo cuando otras reinas europeas encabezan la lista como las mejores vestidas. La mujer de Felipe, por ejemplo, se ha convertido en referente de elegancia, estilo y sobriedad a nivel internacional. De hecho, hace poco, los medios se rindieron ante su más que acertado estilismo en la cumbre de la ONU que se celebró en Sevilla.

Grupo de personas elegantemente vestidas, que son la Familia Real británica junto a Emmanuel Macron, caminando al aire libre durante un evento formal.
La reina Camila suspende en estilo | Instagram, @theroyalfamily

La diferencia de estilos entre ambas reinas es más que evidente. Mientras Camila parece aferrada a patrones de moda de décadas pasadas, la española abraza la actualidad con una maestría que comunica liderazgo, inteligencia y cercanía.

Otra figura con la que se ha comparado inevitablemente a la reina Camila es la recordada Diana de Gales. Lady Di es el icono eterno de la moda global y símbolo de sensibilidad y buen gusto. Camila, por el contrario, parece no haber encontrado aún un estilo propio que le permita destacar con dignidad y sofisticación en actos públicos.

A sus 77 años, podría optar por siluetas más sencillas y cortes más favorecedores, sin renunciar al estatus que representa. Sin embargo, la insistencia en sus estilismos poco acertados la alejan de la naturalidad que se espera hoy en una monarquía moderna.