A lo largo de los últimos años la historia de amor del rey Carlos III de Inglaterra y su mujer la reina Camila ha dado mucho que hablar. De hecho, son muchos los que piensan que la actual consorte fue la culpable de que el matrimonio entre el hijo de la reina Isabel II y Lady Di se rompiera. Sin embargo, la biógrafa real Ingrid Seward ha asegurado ahora que en realidad no fue Camila Parker quien arruinó el matrimonio sino "la gente que rodeaba a Carlos".
La citada periodista ha revelado la frase que le dijo Diana de Gales justo antes de morir. Seward mantenía un importante vínculo de amistad con la difunta princesa.

Con ella pasó un tiempo pocas semanas antes de su fallecimiento, el 31 de agosto de 1997. Autora de varios libros sobre la madre del príncipe Guillermo de Inglaterra, ha sido ahora cuando ha decidido dar a conocer el factor determinante que acabó con el real matrimonio.
Sale a la luz el motivo que acabó con el matrimonio entre Carlos III y Diana de Gales
Un revelador comentario que aporta luz sobre qué desencadenó que finalmente Carlos y Diana llegaran a separarse. "Me dijo justo antes de morir que no era Camila", aseguraba Seward al programa A right royal podcast de la revista Hello!.
Hasta el momento se pensaba que la razón principal de que el cuento de hadas protagonizado por Carlos y Diana acabara de la peor manera había sido Camila. Una mujer con la que el actual monarca mantuvo una relación extramatrimonial durante años y con la que después se casó tras el fallecimiento de su primera esposa.

Con la ruptura Carlos, que entonces tenía 47 años, encontró vía libre para por fin unir su camino al de Camila Parker Bowles. Después de salvar algunos escollos la pareja se casó en el año 2005, una boda de la que la fallecida Diana nunca llegó a saber.
La reina Isabel II exigió a Carlos de Inglaterra y a Diana de Gales que se divorciaran
Lo que sí hizo Diana fue airear lo que sucedió en su matrimonio. "Bueno, en este matrimonio éramos tres, así que estaba un poquito concurrido", confesó ella en la BBC. Entonces admitió que no creía que su todavía marido tuviera lo necesario para adaptarse a la tarea de ser rey, pero que no quería divorciarse.
Fue entonces cuando la reina Isabel II consideró que el hecho de que se dieran a conocer los problemas matrimoniales del heredero hizo demasiado daño a la credibilidad de los Windsor. La monarca, tras consultar con el arzobispo de Canterbury, escribió sendas cartas a Carlos y a Diana instándoles a que se divorciaran cuanto antes.

Isabel fue inflexible, estaba convencida de la necesidad de terminar cuanto antes el vínculo entre el heredero y la princesa casi perfecta. Una decisión que finalmente acabó con el cuento de hadas y dio comienzo a otra historia conocida por todos.