Con solo 18 años recién cumplidos, Lamine Yamal ya es mucho más que una promesa del fútbol. Consolidado como uno de los talentos más deslumbrantes del FC Barcelona y pieza clave de la selección española, su nombre es sinónimo de futuro.
Pero con la fama vienen también los desafíos personales. De hecho, el joven futbolista empieza a moverse en un mundo que, aunque emocionante, puede resultar difícil de gestionar a su edad.
Jarro de agua fría para Lamine Yamal y Sheila Ebana
Recientemente, una escena vivida por Yamal en un tren de alta velocidad ha llamado la atención, así lo ha anunciado Vanitatis. Viajaba con amigos, entre risas y ambiente distendido. Desde un vagón cercano, algunos pasajeros se sorprendían al escuchar el jaleo.
El móvil del delantero no dejaba de sonar: le llegaban vídeos de chicas jóvenes proponiéndole encuentros sin condiciones. "¡¿Y yo qué hago?!", exclamaba. A lo que uno de sus amigos respondió sin dudar: "La que no quieras me la pasas a mí".
Según personas cercanas a su entorno, este tipo de situaciones no son excepcionales. "Él se ríe, sus amigos se ríen, y todos se aprovechan", afirman. "Es la edad, la fama, el dinero...", añaden con resignación.
Reconocen a Vanitatis que Lamine está en una etapa clave de su vida, en la que todo ocurre muy rápido y cada decisión cuenta. Por eso, creen que debe empezar a gestionar con más madurez no solo su fortuna, sino también la imagen pública que proyecta.
El entorno de Lamine Yamal ha roto su silencio
Sheila Ebana ha sido una figura fundamental en su crecimiento. Separada del padre del joven, ha formado una nueva familia, pero siempre ha estado pendiente de su hijo.
"Gracias a su madre el chico está donde está. Sheila siempre ha estado a su lado, pendiente de que siga el camino recto, con una educación de disciplina y respeto", explica una pareja amiga de la familia.
Desde el FC Barcelona también se muestran preocupados. Creen que Lamine debe cuidar más su imagen pública, dado que "es ejemplo para muchos niños". Aunque intentaron supervisar la organización de la mencionada celebración, el jugador se negó a aceptar ese control.
Ahora seguirán sus pasos más de cerca para decidir si deben trabajar más en su perfil mediático. Su padre, Mounir Nasraoui, no comparte estas preocupaciones. "Me tienen envidia por ser quien soy", dice con firmeza.
"Yo soy millonario y lo saben, me ven por la calle y me miran mal, me tienen envidia", insiste mientras pasea con su perro por su nuevo barrio en Barcelona. Frente a la discreción de Sheila, Nasraoui destaca por su carácter provocador.
Lamine Yamal vive un momento único: es joven, talentoso y está en lo más alto del fútbol europeo. Pero con el éxito llegan también las responsabilidades, y su entorno lo sabe bien. Mientras su madre intenta que mantenga los pies en el suelo, su padre celebra sin filtros la fama.
Entre ambos mundos, Lamine debe aprender a manejar la presión, las tentaciones y todo lo que conlleva ser una figura pública. El reto ya no es solo brillar en el campo, sino también crecer con cabeza fuera de él.