Hay decisiones que no solo cambian la vida, sino que la redibujan por completo. Shakira lleva años demostrando que sabe convertir el dolor en arte, las rupturas en himnos y su vida personal en parte del imaginario colectivo.
En este nuevo capítulo, la artista ha optado por algo más que una canción: ha comenzado a trazar un nuevo legado con nombre propio, y no el suyo. Esta vez no se trata de su carrera, sino de la de sus hijos, Milan y Sasha, quienes debutan públicamente en la música.

La última hora de los hijos de Gerard Piqué y Shakira
Este fin de semana, la cantante colombiana sorprendió al mundo al anunciar el debut musical de sus dos hijos, Milan y Sasha. El estreno no fue casual: eligió una fecha simbólica, el Día de la Madre en Estados Unidos, como carta de presentación del nuevo proyecto familiar.
La artista compartió emocionada el vídeo en sus redes, donde se puede ver a los niños cantando y tocando instrumentos. Instalados en Miami desde hace un año, los hijos de la artista y Gerard Piqué viven ahora alejados de Barcelona y de su entorno paterno.
La mudanza, fruto de un acuerdo privado entre ambos progenitores tras su separación, ha generado un intenso debate jurídico y emocional. La decisión fue validada por un juez, pero son muchas las voces que cuestionan si fue realmente lo mejor para los menores.
Lo cierto es que Shakira ha tejido en torno a ellos un nuevo hogar y una identidad que ya poco tiene que ver con la vida que dejaron en Cataluña. Su día a día ahora se escribe en inglés y con una cultura completamente distinta a la que conocieron junto a Gerard Piqué.
Un nuevo dardo para Gerard Piqué
El nombre artístico elegido para los pequeños no deja espacio a la duda: simplemente Milan y Sasha. Sin apellidos. El videoclip, producido con una estética profesional, es un nuevo paso en la estrategia de la artista para proyectar la identidad de sus hijos en una dirección clara.
Además, el hecho de celebrar el Día de la Madre según el calendario estadounidense parece remarcar su nueva vida, lejos de Europa. Mientras Gerard Piqué mantiene un perfil más discreto, Shakira sigue construyendo una narrativa en la que el arte y la familia van de la mano.