Rafa Castaño ha reaparecido en televisión dos años después de conquistar el mayor premio entregado en la historia de Pasapalabra. El sevillano ha regresado como campeón en el nuevo concurso de Telecinco, Agárrate al sillón. En esta nueva etapa, ha sorprendido al revelar por fin cómo ha cambiado su vida tras hacerse millonario.
Muchos esperaban que emprendiera una vida llena de viajes, lujos y grandes adquisiciones, pero la realidad ha sido muy distinta. El campeón ha optado por la discreción, el aprendizaje y el desarrollo personal alejado de focos. Su confesión más inesperada ha sido que se ha dedicado a formarse en Inteligencia Artificial.

Durante su debut en el nuevo programa, explicó sin artificios que ahora trabaja precisamente en este campo. “He estado, principalmente, descansando y también formándome, cambiando un poco de vida”, dijo en su entrada al plató. Y remató su intervención con lo que ya es su nueva identidad profesional: “Ahora me dedico a la Inteligencia Artificial”.
Unas palabras que causaron sorpresa entre el público y el propio presentador, Eugeni Alemany, que no dudó en bromear con complicidad. “O sea, que ya eras bueno con la inteligencia natural, solo te faltaba añadir la artificial”, comentó entre risas. Rafa Castaño respondió con una sonrisa serena, mostrando que su cambio ha sido tan tranquilo como firme.
Rafa Castaño ganó a Orestes Barbero
Desde aquel marzo de 2023 en que venció a Orestes Barbero y se llevó los 2.272.000 euros, el concursante ha seguido su propio camino. Su paso por el programa fue largo, pero su victoria final lo convirtió en todo un referente de constancia, serenidad y cultura general. Ahora, lejos del ruido mediático, sigue fiel a sí mismo.
Su regreso como figura central de Agárrate al sillón no implica que haya cambiado de opinión sobre la fama. En su momento aseguró que no aspiraba a hacer carrera en televisión, y todo indica que esta aparición es una excepción. El nuevo programa lo coloca como rival a batir para otros concursantes, pero no como una celebridad en busca de foco.

Más que un concursante, parece querer ser un símbolo de cómo aprovechar una victoria sin perder el norte. Tras su histórico triunfo, confesó que no usaría el dinero para comprar cosas, sino para vivir tranquilo y con libertad. Y todo apunta a que lo está cumpliendo con exactitud.
Desde entonces ha mantenido un perfil muy bajo, sin escándalos ni grandes titulares. No se ha dejado ver en eventos ni ha buscado protagonismo en redes sociales. Ha preferido el silencio y la reflexión, algo poco habitual en quienes ganan fama y dinero tan repentinamente.
En lugar de invertir en propiedades, viajes o negocios llamativos, ha dedicado su tiempo al conocimiento. La Inteligencia Artificial no solo es su nuevo ámbito de trabajo, sino también un campo que le apasiona y al que ha decidido entregarse a fondo.
Las confesiones de Rafa Castaño
“Voy a hacer cosas no para ganar dinero, sino por placer”, dijo cuando recibió el bote. Dos años después, sus acciones demuestran que aquella promesa no fue un recurso retórico. Se ha alejado del escaparate mediático para dar valor al aprendizaje y al crecimiento intelectual.
El dinero le ha permitido algo que para muchos es un lujo: vivir sin la presión del día a día. Ha encontrado estabilidad en una rutina silenciosa, marcada por los libros, la tecnología y la curiosidad. Su vida actual no es la que imaginaron quienes lo vieron ganar en televisión, pero encaja perfectamente con su personalidad.
El hecho de que haya decidido revelar ahora en qué trabaja, justo al reaparecer en televisión, ha sido recibido con sorpresa e interés. Muchos se preguntaban en qué habría invertido aquel premio millonario, y él ha respondido con naturalidad. Nada de ostentación: solo formación, tranquilidad y una nueva etapa profesional.

Rafa Castaño ha elegido el camino de la inteligencia, tanto natural como artificial. No se ha dejado arrastrar por la fama, ni ha usado el dinero para transformar su vida en un espectáculo. Simplemente ha seguido siendo él, aunque con nuevos conocimientos y un rumbo distinto.
Su regreso a la televisión, aunque puntual, ha servido para dejar clara una cosa: no todos los grandes premios cambian a las personas. En su caso, han ampliado sus posibilidades, pero no han alterado su esencia. Rafa sigue siendo el mismo, aunque su vida ya no lo sea.