La historia de la familia real británica ha estado marcada por movimientos que han cambiado la dinámica tradicional de Buckingham. Entre estas, la decisión de Harry y Meghan de apartarse de sus roles como miembros senior ha sido, sin duda, una de las más impactantes.
Sin embargo, lejos de conservar el interés y el apoyo de la audiencia, la pareja ha visto disminuir considerablemente su popularidad. Este declive les ha planteado desafíos que ponen a prueba su adaptación a la vida fuera de la monarquía.
El príncipe Harry y Meghan Markle han perdido muchos apoyos
Fue en el 2020 cuando los duques de Sussex anunciaron que darían un paso atrás dentro de la Familia Real para buscar una independencia financiera. Aquel anuncio sorprendió a muchos y generó un debate intenso sobre el futuro de la monarquía.
En su momento, el matrimonio se encontraba en la cima del reconocimiento global. En 2019, la revista Time los incluyó entre las 25 personas más influyentes del mundo, y Meghan, años antes, había sido reconocida como una figura que marcaba tendencias y protagonizaba titulares.
Pero el brillo inicial se ha ido apagando progresivamente. Lo que comenzó como una búsqueda de anonimato y autonomía se ha convertido en un camino repleto de dificultades. Incluyendo la caída en la estima pública y desafíos legales y personales que no estaban previstos.
La decisión de alejarse del entorno protegido de la corona británica provocó una serie de consecuencias imprevistas para la pareja. Ahora, enfrentan el desafío de reconstruir su identidad y forjar un legado propio, lejos de las sombras del pasado.
La complicada decisión del príncipe Harry tras su adiós de Buckingham
Uno de los episodios más recientes que ha llamado la atención es la intención de Harry de considerar un cambio de apellido para sus hijos. Harry llegó a contemplar la posibilidad de adoptar el apellido materno, Spencer, en lugar de mantener el tradicional Mountbatten-Windsor.
"Tuvieron una conversación muy amistosa y (el conde) Spencer le aconsejó que no diera ese paso", reveló una persona próxima a Harry. Esta idea no pudo concretarse, principalmente debido a las barreras legales que lo impedían.
Los certificados de nacimiento de Archie y Lilibet Diana reflejan aún el apellido Mountbatten-Windsor. Confirmando que, a pesar de las intenciones, la tradición y las normativas oficiales siguen marcando los límites de la autonomía dentro del linaje real.
Este episodio pone de manifiesto la tensión entre la voluntad de romper con el pasado y la realidad de formar parte de una institución histórica. Y es que las reglas y símbolos profundamente arraigados dificultan cualquier intento de desvinculación total.
El príncipe Harry y Meghan Markle continúan su camino lejos del palacio. Sus decisiones personales y profesionales seguirán siendo objeto de atención y análisis, mientras intentan construir una nueva etapa que busca definirlos más allá de los muros de Buckingham.