En los pasillos dorados del Palacio de Mónaco, donde cada silencio cuenta más que mil palabras, algunas decisiones se toman sin necesidad de comunicados oficiales. A veces, la verdadera postura de la realeza se revela en lo que no se dice y en las ausencias.
Y en ese lenguaje sutil, Carolina de Mónaco ha dejado clara su posición respecto a Alexandre Grimaldi, el hijo extramatrimonial de Alberto II. Sin necesidad de gestos explícitos ni declaraciones públicas, la princesa ha marcado distancia de forma constante.
La polémica decisión de Carolina de Mónaco con el hijo de Alberto
Aunque Alexandre lleva la sangre de los Grimaldi, su lugar dentro de la familia sigue estando en un terreno incierto. Desde su nacimiento, su presencia ha sido una cuestión sensible dentro del Principado.
A pesar de los esfuerzos de Alberto por integrar a sus hijos nacidos fuera del matrimonio en su vida, la actitud de Carolina ha sido la de mantener una distancia evidente.

Hasta hoy, nunca se ha visto a la princesa Carolina posar junto a Alexandre Grimaldi en ningún acto público. Ni en celebraciones familiares, ni en momentos informales donde sí han participado otros miembros de la familia real.
Esta decisión, discreta, pero firme, ha sido compartida también por los hijos de Carolina, quienes tampoco han establecido vínculos visibles con su primo. Por otro lado, parece que Alberto de Mónaco trata de dar pasos hacia una imagen de mayor inclusión para sus hijos mayores.

Alexandre Grimaldi sigue con su vida lejos del Principado
Sin embargo, su hermana Carolina preserva la imagen clásica de la familia real, en la que Alexandre no parece encontrar espacio. La princesa, considerada una de las figuras más respetadas, ha optado por seguir las tradiciones más estrictas de la monarquía monegasca.
De esta manera, la legitimidad y el linaje marcado por el matrimonio son líneas difíciles de cruzar. Por su parte, Alexandre, ajeno en apariencia al ruido que pueda generar esta distancia, ha seguido construyendo su propia identidad.
Aunque no cuenta con derechos sucesorios y ha crecido alejado del protocolo, mantiene una relación cercana con su padre. Ambos comparten una conexión familiar y afectiva que ha crecido con los años.
La decisión de Carolina de Mónaco no es un acto público ni una declaración explícita. Sin embargo, en el delicado mundo de las casas reales, las ausencias reiteradas hablan con voz propia.