Los recientes escándalos vinculados a los duques de York han reabierto un debate sobre la imagen de la monarquía. El heredero al trono, el príncipe Guillermo, ha decidido tomar un papel más firme ante esta situación.
Durante semanas, los medios británicos han destapado correos y documentos que comprometen a Sarah Ferguson. Estos vínculos han recordado la relación con el magnate Jeffrey Epstein, un episodio que sigue generando rechazo. En este clima, la presión sobre la institución real se ha intensificado.

Escándalos que vuelven a salpicar a los duques de York
La duquesa de York, Sarah Ferguson, vuelve a ser protagonista de unas polémicas que dañan la credibilidad de la Corona británica. Correos revelados muestran expresiones de afecto de Ferguson hacia Epstein incluso tras sus condenas, con expresiones como "amigo leal y supremo". Para la opinión pública, esta filtración es una muestra clara de insensibilidad hacia las víctimas.
La indignación ha llegado también a los sectores institucionales más cercanos a Buckingham. Se teme que estas nuevas revelaciones deterioren la confianza en la Familia Real. Una vez más, los duques se ven señalados como un eslabón débil dentro de la monarquía.
El príncipe Guillermo ha comenzado a mostrar su descontento de forma cada vez más clara. Durante un acto público, evitó saludar a su tío Andrés, un gesto que no pasó desapercibido. Esa imagen se interpretó como una confirmación de la fractura familiar.

El príncipe Guillermo toma una decisión con Sarah Ferguson
La situación se ha vuelto más compleja tras conocerse la estrecha relación entre Tom Parker y Sarah Ferguson. Fotografías recientes mostraron la complicidad entre ambos en un evento social londinense. Ese detalle habría generado un fuerte malestar en Guillermo.
Según fuentes cercanas, el príncipe ha pedido a todos los miembros de la familia que eviten relacionarse con los duques de York. Considera que cualquier vínculo con Ferguson o Andrés resulta negativo para la imagen de la Corona. El heredero cree que la postura de su padre, Carlos III, debilita la institución.
Guillermo ha llegado incluso a hablar con la reina Camila para advertirle. En privado, le pidió que interviniera para frenar la exposición pública de Tom Parker junto a Ferguson. Cree que esas imágenes dañan profundamente la credibilidad de la Casa Real.

La tensión entre generaciones dentro de la monarquía
La decisión de Guillermo refleja un pulso generacional con su padre, el rey Carlos III. El monarca ha optado por mantener cierta cautela en la gestión del escándalo. Prefiere limitar la presencia pública de los duques de York sin cortar completamente los lazos familiares.
Para Guillermo, esa estrategia resulta insuficiente y arriesgada en el contexto actual. Considera que la institución necesita firmeza para proteger su imagen a largo plazo. De lo contrario, cree que la monarquía perderá legitimidad frente a la opinión pública.
La postura del heredero marca un cambio de tono dentro de la familia real. Su apuesta por la transparencia contrasta con la tradición de silencio en palacio. El tiempo dirá si este pulso interno acaba definiendo el rumbo de la Corona británica.

