Luis Miguel y Paloma Cuevas han vuelto a convertirse en protagonistas del verano, esta vez por el hermetismo con el que están llevando sus vacaciones. Como en años anteriores, la pareja ha evitado los focos y no ha dejado pistas sobre su paradero. Sin embargo, nuevas informaciones apuntan a que han elegido un destino muy especial, donde se sienten cómodos y en calma.
La discreción ha sido su mejor aliada, alimentando rumores y conjeturas. Mientras muchos apostaban por una vuelta al lugar que solían frecuentar al inicio de su relación, la realidad parece ir por otro camino. Lejos de grandes apariciones públicas, han preferido pasar estos días en un ambiente más relajado, disfrutando de la compañía y del buen tiempo.

Privacidad y confort: las claves de su elección
Durante semanas se especuló con que la pareja podría haber regresado a La Zagaleta, una de las urbanizaciones más exclusivas del sur de España. Esta residencia de lujo, con acceso controlado y servicios de alto nivel, ya fue su refugio en veranos anteriores.
Allí contaban con villas separadas pero cercanas, lo que les permitía mantener una cierta independencia sin renunciar a la intimidad. Además, era un lugar estratégico para Paloma, quien valora poder estar cerca de sus padres y rodeada de sus amistades más cercanas.
Sin embargo, este año los planes han cambiado. Aunque el entorno sigue siendo selecto, la pareja ha optado por una zona con más movimiento pero igualmente confortable.
El destino elegido por la pareja: Mallorca
Finalmente se ha conocido el verdadero destino elegido por Luis Miguel y Paloma Cuevas: Marbella. La ciudad malagueña, que combina lujo, tranquilidad y oferta gastronómica, se ha convertido en su nuevo punto de descanso. Un lugar donde se sienten libres, sin renunciar a la privacidad que tanto valoran.
El artista ha alquilado una residencia en una zona elevada, con vistas al Mediterráneo y, en los días despejados, incluso a Gibraltar. Aunque no se esconden, mantienen una actitud prudente: no acuden a actos públicos ni hacen apariciones inesperadas. Su presencia es discreta, pero no secreta.
Pese a estar invitados a la gala benéfica Starlite, organizada por Sandra García-San Juan, prefirieron declinar la invitación y disfrutar de sus días alejados de las cámaras y los photocalls.
Cena íntima en uno de sus restaurantes favoritos
Hace pocos días, se les vio cenando junto a un amigo en el reconocido Marbella Club. El ambiente era relajado y, aunque algunos asistentes los reconocieron, la mayoría —principalmente turistas extranjeros— no prestaron atención a la celebridad mexicana. Esto ayudó a que la noche transcurriera sin interrupciones y pudieran disfrutar de la gastronomía.
La pareja llegó alrededor de las nueve de la noche. Eligieron platos sencillos: jamón, tomate, pescado y algo de pasta, acompañados por una copa de vino tinto. Sin ostentaciones ni despliegue de seguridad evidente, aunque su equipo de confianza permanecía fuera del salón por precaución.

Cerca de las dos de la madrugada pusieron fin a la velada. Una noche tranquila, que refleja el estilo de vida que han adoptado: reservado, sin excesos, pero lleno de pequeños placeres.
La pareja no busca esconderse, simplemente disfruta de un verano lejos del ruido mediático. Caminan juntos, hacen planes sencillos y se refugian en lo cotidiano. Una vez más, han demostrado que la verdadera elegancia está en saber disfrutar sin necesidad de mostrarse.