Detrás de la pompa de la realeza y los actos públicos, la familia real británica guarda silencios que hablan más que cualquier discurso. Uno de ellos es la delicada y compleja relación entre la reina Camila y Meghan Markle, esposa del príncipe Harry. Una tensión que, con el paso del tiempo, lejos de disiparse, parece haberse enquistado aún más.
Desde que Camila inició su historia junto al entonces príncipe de Gales, el vínculo con los hijos de Carlos nunca ha sido del todo sencillo. En especial con Harry, con quien el distanciamiento se ha vuelto evidente, y cuya separación de la vida pública de la corona, junto a Meghan, marcó un punto de no retorno.

Inglaterra en shock tras el plan de la reina Camila contra Meghan Markle
Aunque el príncipe ha expresado públicamente su deseo de acercamiento, las circunstancias parecen jugar en su contra. Más aún, tras la publicación de sus memorias, Spare, donde describe a Camila como una figura "manipuladora y distante".
Fuentes cercanas a la institución aseguran que la ahora reina consorte mantiene una postura firme frente a cualquier intento de reconciliación. Las diferencias no se centran únicamente en Meghan, sino que también se extienden, de forma más silenciosa, a sus hijos, Archie y Lilibet.
En los pasillos de Buckingham se comenta que Camila percibe su presencia como un factor que podría desestabilizar aún más la imagen de la monarquía. Aunque Harry ha declarado que comprende los esfuerzos de Camila por un lugar dentro de la institución, la realidad es que las decisiones de palacio dejan ver un panorama distinto.
Se habla incluso de un 'veto silencioso', una especie de muro invisible que impide cualquier acercamiento entre el rey Carlos y su hijo menor. Una barrera no declarada oficialmente, pero que se hace sentir en cada decisión interna y en cada gesto público

Parece que la mala relación entre ambas va a más
La posición de Camila, cada vez más cercana al príncipe Guillermo, refuerza esta distancia. Su alianza con el heredero fortalece un frente dentro de la familia que parece cerrarle aún más la puerta a los Sussex. En este escenario, Meghan Markle queda en un lugar especialmente delicado, ajena a los círculos más influyentes de la corona.
Lejos de resolverse, la fractura entre ambas mujeres refleja una grieta más profunda en la monarquía británica. Y mientras la salud del rey Carlos III sigue siendo motivo de preocupación, el futuro del vínculo entre Camila y Meghan continúa siendo una incógnita.