Todos sabemos que una correcta conservación de los alimentos es algo imprescindible para su ingesta. Sin embargo, además de esto, también es importante tener en cuenta que de ello depende prevenir otra serie de riesgos para la salud.
Y esto es precisamente lo que te queremos mostrar a continuación. Existe un alimento muy habitual y consumido en nuestro país que, por norma general, no solemos conservarlo bien. Por esta razón, vamos a ver cómo deberíamos hacerlo, y qué nos puede ocurrir si no seguimos estos pasos.
La importancia de guardar bien este alimento y que poca gente hace
Aunque la mayoría de nosotros tenemos claro qué alimentos debemos conservar en la nevera, existen algunos que pueden llegar a generar confusión, como por ejemplo las nueces de California. En este sentido, conviene tener presente algunas indicaciones.
Estas nueces, las cuales se caracterizan por un aroma suave y un sabor dulce, deben mantenerse en frío. Lejos de lo que muchas veces hayamos podido pensar, se trata de un alimento que suele ponerse rancio cuando está expuesto a temperaturas cálidas.
Por lo tanto, si observamos que estas desprenden un olor parecido al disolvente de la pintura, es mejor que las tiremos a la basura. Así pues, te aconsejamos que después de comprarlas, las guardes en la nevera o en el congelador. Eso sí, no te olvides de separarlas de otros alimentos que puedan tener olores más fuertes.
Recomendaciones que deberías saber
Puede que hasta ahora nunca te hayas planteado la conservación de las nueces. Sin embargo, debes de saber que este alimento no es el único que tiene pautas de recomendación en cuanto a su conservación. De hecho, existen muchas otras recomendaciones que también deberías conocer.
Como comentábamos anteriormente, una correcta conservación de alimentos es clave para evitar la aparición de bacterias que puedan dar lugar a intoxicaciones. Para que esto no ocurra, lo mejor que puedes hacer es tener en cuenta estos consejos:
- En la puerta de la nevera deberíamos colocar los alimentos que estén listos para comer. Un ejemplo de ello sería la mantequilla, la mermelada o el kétchup. Los huevos y las bebidas también se podrían incluir.
- Es importante dividir los estantes superiores, intermedios e inferiores. En los primeros se aconsejaría meter alimentos listos para el consumo o ya cocinados, como los yogures o las sobras de comida.
- En los intermedios irían los lácteos, embutidos y platos precocinados. Y por último, en los inferiores sería adecuado reservarlos para las carnes, los envases cerrados y los alimentos que debamos descongelar.
Y sobre todo, no te olvides de conservar adecuadamente la fruta y la verdura. Alimentos como los plátanos o los tomates deberían estar siempre en el frigorífico, mientras que otros como las patatas o las cebollas es mejor dejarlos fuera, en un lugar fresco y seco.