Las derrotas frente al PSG y el Sevilla han provocado un auténtico terremoto en el Barça, que volvió a mostrar enormes carencias defensivas. El equipo de Hansi Flick fue superado constantemente en las bandas y quedó expuesto frente a rivales de máxima exigencia. La única noticia positiva de estos dos partidos ha sido la vuelta de Alejandro Balde.
El lateral catalán representa la energía que tanto necesita el Barça en un momento de dudas y tensiones internas. Su velocidad, capacidad de anticipación y frescura defensiva se perciben como un recurso indispensable para sobrevivir en todas las competiciones. Su regreso marca un contraste que expone aún más los errores cometidos en la planificación de la plantilla culé.

Alejandro Balde regresa como símbolo de estabilidad para un Barça en crisis
La recuperación de Alejandro Balde no solo ofrece seguridad, sino también confianza a un vestuario golpeado por críticas y dudas acumuladas. El joven canterano demostró en el pasado su capacidad para competir contra extremos de élite y resistir el máximo nivel europeo. Su figura ahora se eleva como la esperanza en una defensa que atraviesa su peor momento de la temporada.
El problema, sin embargo, no desaparece con su regreso. El contraste con otro jugador de la plantilla es demasiado grande para pasar desapercibido. La actuación de su compañero en las derrotas contra el PSG y el Sevilla dejó en evidencia que no está preparado para este escenario.
El niño mimado de Hansi Flick queda en entredicho
Ese jugador, señalado por todos los focos, no es otro que Gerard Martín, mantenido en el equipo por decisión de Hansi Flick. Su rendimiento frente al PSG fue muy pobre, incapaz de sostener a rivales de la talla de Achraf Hakimi. Contra el Sevilla repitió titularidad, pero también fue superado con facilidad.

El contraste con Alejandro Balde es demoledor y genera un debate interno que va más allá del propio terreno de juego. Parece claro que Gerard Martín está a años luz del rendimiento que puede ofrecer Balde en estos momentos. El Barça necesita que su lateral titular deje atrás sus problemas físicos de una vez por todas.
La situación se ha convertido en un problema institucional que refleja las diferencias de criterio entre la dirección deportiva y el banquillo. El Barça sabe que cada partido de máxima exigencia será un calvario si no corrige de inmediato la fragilidad defensiva. El regreso de Alejandro Balde alivia, pero no soluciona del todo una crisis que amenaza con complicar la temporada.

