Algo está cambiando dentro de CaixaBank, y no pasa desapercibido. Aunque no todos los clientes lo noten todavía, la transformación ya ha comenzado. La entidad está apostando fuerte por una nueva visión, más cercana, más digital y más humana.
Detrás de esta evolución silenciosa hay un grupo de profesionales. Aunque aún representan una minoría dentro del banco, ya están marcando la diferencia. Y todo apunta a que su influencia será clave para el futuro del sector financiero.
Se trata de los empleados más jóvenes de CaixaBank, concretamente los nacidos entre 1997 y 2012. Esta generación, conocida como la Generación Z, ha crecido en un entorno marcado por la tecnología, la velocidad del cambio y una profunda conciencia social y medioambiental. Son los primeros verdaderos nativos digitales, pero también los primeros en querer transformar la banca desde dentro.
Vienen con ideas frescas, espíritu crítico y una clara apuesta por el equilibrio entre lo personal y lo profesional. El banco ha sabido detectar el valor que pueden aportar estos perfiles, aunque hoy por hoy representen solo el 2,6% de su plantilla. Con cerca de 1.200 empleados pertenecientes a esta generación, la entidad ya está viendo cómo influyen en la cultura corporativa, los procesos internos y la forma de relacionarse con los clientes.
Más que empleados, son impulsores de cambio. Y CaixaBank les está dando el espacio que necesitan para crecer y transformar.
CaixaBank apuesta por el talento y la innovación
Estos jóvenes no solo quieren un trabajo estable o un buen salario, van más allá. Buscan sentido en lo que hacen, entornos inclusivos, horarios flexibles y una cultura organizacional que respete sus valores. Quieren aportar, ser escuchados y formar parte de un proyecto con propósito.
Y CaixaBank está respondiendo, atrayendo su talento a través de programas específicos como WONNOW, New Graduate Talent Program o Data Talent Program. Les abren la puerta al mundo financiero desde una perspectiva diferente.
Además de su formación y su dominio tecnológico, estos nuevos profesionales traen consigo una nueva forma de pensar. Son rápidos, creativos y no temen al cambio. De hecho, lo buscan.
Muchos de ellos, como Alma Tobía o Mariona García, nunca imaginaron trabajar en la banca, como recoge la web de la entidad. Pero han descubierto que en CaixaBank pueden aplicar sus conocimientos técnicos a retos reales, con impacto directo en la vida de los clientes.
Desde Frankfurt hasta Madrid, sus voces se hacen oír dentro de la organización. Hablan de innovación, de sostenibilidad, de conciliación y de salud mental. Son conscientes de que aún tienen mucho que aprender, pero compensan la falta de experiencia con actitud, adaptabilidad y ganas de evolucionar.