"He estado en la ruina, pero me las he ingeniado para salir adelante", confesaba Cayetano Martínez de Irujo en una sincera entrevista semanas atrás. El hijo de la duquesa de Alba llega hoy, a sus 62 años, a uno de los momentos más especiales de su vida: su boda con Bárbara Mirjan. La unión se celebra en Sevilla, un enclave cargado de simbolismo para el aristócrata, aunque su historia reciente no ha sido tan sencilla como el lujo que rodeará el enlace.
El pasado ha marcado su presente de una forma inesperada. Tras años de altibajos, de aprendizajes como empresario y de sacrificios económicos, Cayetano se enfrenta al reto de reinventarse sin la red que muchos imaginarían en alguien de su apellido. ¿Cómo ha logrado equilibrar una vida aristocrática con los problemas financieros que él mismo ha reconocido?

Cayetano Martínez de Irujo revela que ha estado en la ruina antes de su boda con Bárbara Mirjan
Han pasado más de diez años desde la pérdida de la duquesa de Alba, cuya figura dejó una huella imborrable en la alta sociedad española. Tras su fallecimiento en 2014, el vasto patrimonio de la Casa de Alba, valorado en unos 3.000 millones, se repartió entre sus herederos. A Cayetano le correspondieron dos propiedades: el palacio de Arbaizenea en San Sebastián y el cortijo Las Arroyuelas en Sevilla.
Precisamente, en este último espacio ha iniciado un proyecto agropecuario con cultivos de trigo, girasol y olivos. Incluso ha lanzado su propio aceite, aunque, como él mismo reconoce, aún se vende a granel y no ha alcanzado la rentabilidad esperada. "Voy a pasar tres años muy difíciles", confesaba en una entrevista a ¡Hola!.
Lejos del circuito de la hípica profesional, que marcó gran parte de su vida, Cayetano asegura que su nueva etapa no ha sido fácil. "Estoy aprendiendo a ser empresario sin dinero, como el 90 % de los empresarios. Con dinero heredado es relativamente fácil, lo difícil es salir adelante sin dinero y pidiéndolo a los bancos", admitía con franqueza.
El hijo de la duquesa de Alba ha relatado en cómo, tras la herencia materna, se vio obligado a reinventarse. El proyecto de Las Arroyuelas, que ocupa más de 300 hectáreas, le ha dado una nueva ocupación, pero no sin altibajos. "Todo lo que hice los siete años después de morir mi madre me salió regular o mal, porque yo había sido deportista de élite y no estaba preparado", explicaba con autocrítica.

El aristócrata detalla que mantiene a un equipo completo, al que denomina su "guardia pretoriana", compuesto por una secretaria, un gerente, un encargado de la finca y un responsable de caballos. En total, asegura, da sustento a 35 familias. "Mantengo a 35 familias y, luego, mis hijos han estudiado de la mejor manera posible, algo que han aprovechado increíblemente bien", declaraba.
Reconoce que ese esfuerzo ha sido una carga dura de llevar. "He estado en la ruina, pero me las he ingeniado para salir adelante, aunque la estructura de gastos es muy difícil de mantener", explicaba.
Incluso se atrevió a experimentar con un hotel boutique dentro de la finca, aunque la idea terminó en fracaso. "Alquilé la casa un par de veces, pero pagan muy poco y es un follón. Se creen que es su casa, te rompen cosas… No compensa", explicaba.
Hoy, con su boda, esas confesiones resuenan más que nunca. La ceremonia se celebra en la iglesia de Los Gitanos, seguida de un banquete en Las Arroyuelas. El contraste entre el lujo del enlace y las palabras del protagonista sobre sus problemas financieros genera una dualidad que no pasa desapercibida.
Una boda de alto nivel económico con detalles que llaman la atención
Cayetano y Bárbara Mirjan han cuidado hasta el mínimo detalle de su enlace. Su lista de bodas, publicada hace semanas, generó titulares por lo llamativa y variada. Desde servilletas valoradas en 150 euros hasta un exclusivo mueble-bar de 28.000 euros, cada objeto revela el nivel de exigencia del nuevo hogar que compartirán.
La selección incluye muebles como un juego de sillas de comedor, sofás y mesas de mármol, además de antigüedades como una cómoda alemana del siglo XVIII o unos candelabros históricos. También destacan elementos decorativos como cojines, ánforas de terracota y marcos de fotografías, que combinan lo funcional con lo simbólico. Además, los invitados podrán contribuir económicamente al viaje de luna de miel, otro de los regalos propuestos por la pareja.

La boda de Cayetano Martínez de Irujo y Bárbara Mirjan simboliza la unión de dos vidas tras superar pruebas personales y económicas. El aristócrata ha reconocido sus caídas y aprendizajes, mostrándose más humano que nunca. Hoy, entre el esplendor de Sevilla y el recuerdo de su madre, se abre un nuevo capítulo que, ¿logrará equilibrar el peso de la herencia con la realidad de su presente?

