El nombre de José Andrés está vinculado al disfrute gastronómico y al compromiso social. A lo largo de su carrera, el chef asturiano ha demostrado que la cocina puede ser placer y también una herramienta de solidaridad. Su fundación World Central Kitchen ha alimentado a miles de personas en situaciones de emergencia.
Más allá de su faceta profesional, José Andrés mantiene un estilo de vida marcado por el equilibrio. Defensor de la dieta mediterránea, ha experimentado con diferentes métodos para cuidar su salud. Entre ellos, destaca uno que no ha dejado indiferente a nadie.

Entre la pasión por la comida y el cuidado personal
José Andrés es conocido por su carácter disfrutón y su capacidad para transmitir entusiasmo. Siempre ha defendido que la gastronomía es un espacio para el gozo y la creatividad. Sin embargo, también ha reconocido que en el pasado llegó a tener problemas de sobrepeso.
El chef asegura que el reto nunca ha sido renunciar a la comida, sino encontrar el equilibrio entre placer y disciplina. Sus entrevistas reflejan esa dualidad: un hombre que disfruta de los sabores, pero también de la vida saludable. Esa combinación lo convierte en referente en Estados Unidos y España.
En sus declaraciones, no duda en hablar de cómo la alimentación influye en su bienestar. Reconoce que, aunque disfruta de los caprichos culinarios, mantiene una línea de hábitos saludables. Esa visión práctica lo acerca al público que busca fórmulas realistas de autocuidado.
La experiencia de un ayuno de 21 días
En una conversación con el humorista Tom Segura, el cocinero sorprendió con una confesión. Relató que había realizado ayunos de 21 días en varias ocasiones. No se trataba de ayuno intermitente, sino de un proceso restrictivo con apenas 300 calorías diarias.
José Andrés explicó que durante ese tiempo solo ingería sopas ligeras y algunas verduras. Según sus palabras, lejos de sentirse débil, la experiencia le aportó energía desbordante. Incluso confesó que al romper el ayuno no tenía ganas de comer de inmediato.
“Realmente el día que rompes el ayuno no tienes dolor ni cansancio. Sientes que tus músculos son más fuertes que nunca”, contó. El testimonio sorprendió a su interlocutor y generó gran debate en torno a los beneficios y riesgos de una práctica tan exigente.
Una práctica con supervisión necesaria
Aunque José Andrés habló de los efectos positivos de estos ayunos, fue claro en un aspecto. Señaló que se trata de un método que debe realizarse bajo supervisión profesional. Recalcó que no es una práctica que pueda imitarse sin asesoramiento médico.
Los nutricionistas coinciden en que el ayuno prolongado puede tener beneficios, pero también riesgos. La falta de nutrientes esenciales durante tanto tiempo puede afectar al organismo. Por eso, la recomendación es no seguir este tipo de rutinas sin control.
José Andrés concluyó que cada cuerpo responde de forma distinta y que es clave escuchar las señales de la salud. Para él, la experiencia fue revitalizante, pero insiste en que lo importante es la prevención. Su mensaje se centra en mantener un estilo de vida saludable y consciente.

