Cataluña estrena un sistema pionero en España para controlar la velocidad en las carreteras. Los llamados ‘carro-radares’ han llegado para quedarse y están causando revuelo. En sus primeros días de funcionamiento, las cifras son impactantes.
En tan solo tres días, dos dispositivos han controlado a más de 65.000 vehículos en Cataluña. De entre todos ellos, cerca de 10.000 han sido multados por exceso de velocidad. Y desde la Generalitat no ha tardado en calificar estas cifras como “alarmantes”.
Cataluña ya cuenta con ‘carro-radares’, los nuevos dispositivos que los conductores deben temer
Estos radares combinan tecnología fija y móvil. Se han instalado en dos puntos estratégicos: la AP-7, a la altura de Santa Perpetua de la Mogoda, y la C-31 en Bellvitge. Ambos tramos son de alta densidad de tráfico y ahora cuentan con este innovador sistema, inspirado en modelos ya habituales en Francia.
El director del Servicio Catalán de Tráfico, Ramon Lamiel, ha señalado en El Periódico que el porcentaje de infractores en vehículos ligeros está entre el 17% y el 23%. En total, se han multado a 9.867 coches que superaban los límites establecidos. En cambio, en los vehículos pesados, las infracciones se reducen al 3%, con solo 113 multas.
Los límites de velocidad en estos puntos son claros. En la C-31, los vehículos pesados no pueden superar los 80 km/h y en la AP-7, el máximo permitido es de 100 km/h. Sin embargo, muchos conductores parecen ignorarlo.
Lamiel también ha señalado que estas cifras iniciales suelen ser elevadas. Con el tiempo, se espera que las sanciones disminuyan. Esto ya ocurrió con un radar de tramo en la AP-7 que, en sus primeros meses, registró miles de multas, aunque luego se estabilizó.
Usan una tecnología avanzada
Los ‘carro-radares’ destacan por su tecnología, ya que funcionan con un sistema láser que mide la velocidad de los vehículos en movimiento. Además, están conectados a internet, lo que permite gestionar las multas al instante. A diferencia de los radares tradicionales, no requieren la presencia de agentes en el lugar.
Otra ventaja es su capacidad de desplazamiento porque estos radares pueden moverse entre diferentes puntos de control. De hecho, la Generalitat planea utilizarlos en hasta 150 ubicaciones distintas. Para informar a los conductores, se instalarán paneles móviles y señales adicionales.
La Generalitat tiene previsto ampliar el número de dispositivos a 25 para finales de 2026. Según Lamiel, el objetivo no es solo sancionar, sino también reducir los accidentes en puntos conflictivos.
Aunque las sanciones iniciales sean altas, se espera que los conductores se adapten a las normas. La presencia visible de los radares será clave para fomentar este cambio de comportamiento.
Los ‘carro-radares’ representan una nueva etapa en el control del tráfico. Su efectividad en estos primeros días ha sido evidente en Cataluña. Sin embargo, el desafío será mantener la tendencia a largo plazo y reducir la siniestralidad en las carreteras.