Un día cualquiera, una señal extraña podría llegar desde el espacio profundo. ¿Y si no fuera un error o un satélite mal calibrado? ¿Y si fuera real? El doctor Sylvester Kaczmarek, exexperto de la NASA, ha explicado cómo sería ese proceso. Su relato deja claro que el primer contacto con vida inteligente no sería como en las películas.
El paso inicial sería comprobar la autenticidad de la señal. Según Kaczmarek, los científicos buscarían descartar interferencias humanas y eso incluye transmisiones de radio, actividad de satélites y ruidos terrestres. La verificación no sería inmediata. “Los investigadores requerirían múltiples capas de confirmación y análisis, a menudo durante semanas o meses”, explica.

El objetivo sería encontrar características imposibles de replicar por fuentes astrofísicas conocidas o por actividad humana. Solo así se podría pensar seriamente en un origen extraterrestre. Hasta entonces, nada se anunciaría al público.
Vida extraterrestre, los siguientes pasos a seguir
Si la señal pasara esos filtros, se notificaría a organismos como la Unión Internacional de Telecomunicaciones y la Academia Internacional de Astronáutica. También se seguirían protocolos definidos en 2010 por SETI, una organización dedicada a buscar inteligencia más allá de la Tierra.
En esos primeros días, los gobiernos con capacidad espacial, como Estados Unidos, China o la Unión Europea, entrarían rápidamente en escena. “Probablemente, habría confusión e intereses en competencia antes de que surgiera una estrategia global unificada”, afirma Kaczmarek.
Durante la primera semana tras la confirmación, las autoridades trabajarían para proteger la frecuencia de la señal. Esto garantizaría que futuras transmisiones pudieran ser recibidas sin interferencias. Se activarían protocolos de emergencia del Consejo Mundial de Radiocomunicaciones.
La idea sería clara: mantener la calma mientras se analiza el contenido. Un Grupo de Estudio Post-Detección sería formado para debatir los siguientes pasos y en ese punto, la ONU se haría presente. La Oficina para Asuntos del Espacio Ultraterrestre asumiría un papel central. Este organismo ya gestiona tratados sobre cooperación internacional en el espacio, como el firmado en 1967.

Kaczmarek señala que, dependiendo del tipo de contacto, la respuesta variaría. Si se tratara de una señal desde el espacio, la reacción sería lenta y reflexiva. Pero si una nave llegara a la Tierra, la situación sería completamente distinta. En ese caso, se necesitaría una acción directa y coordinada.
Ya en la segunda o tercera semana, el debate pasaría de lo técnico a lo político y filosófico. ¿Cómo se responde a una civilización avanzada? ¿Quién habla en nombre de la humanidad? Según la declaración de principios de SETI, la respuesta debería surgir del consenso global, no de decisiones aisladas.
La posibilidad de un contacto extraterrestre siempre ha generado curiosidad. Pero la realidad, si llegara a suceder, sería más compleja de lo que muchos imaginan.
No habría respuestas rápidas ni decisiones unilaterales. Todo empezaría con una señal. Y con una pregunta que cambiaría el rumbo de la historia: ¿estamos solos?