A sus 44 años, Fernando Alonso sigue desafiando los límites del tiempo y de la velocidad. El piloto de Fórmula 1 no solo destaca por su talento al volante, sino también por cómo cuida su cuerpo y su mente. Ahora, ha vuelto a ser noticia al recordar una confesión que hizo recientemente: el cambio radical que hizo en su dieta para mejorar su salud y su rendimiento.
"Estos son los dos alimentos que dejé de comer porque hacían que me sintieran mal, pesado y sin energía", explicó el bicampeón mundial. La declaración, que hizo pública durante una entrevista con DAZN, reveló una transformación profunda en su relación con la comida. ¿Qué lo llevó a tomar una decisión tan determinante en plena madurez deportiva?

Fernando Alonso revela el cambio alimenticio que transformó su rendimiento
Fernando Alonso lleva más de dos décadas compitiendo al más alto nivel, desde su debut en Fórmula 1 en el año 2001 hasta su regreso con Aston Martin. En todo ese tiempo, su disciplina y su capacidad de adaptación han sido sus mayores aliados. A los 43 años, el asturiano empezó a notar señales que su cuerpo le enviaba: digestiones lentas, sensación de pesadez y pérdida de energía.
Durante una conversación con DAZN, Alonso reconoció que aquellos síntomas lo obligaron a parar y observar su alimentación con más atención. "Notaba que algo no iba bien, especialmente en la digestión. Me sentía lento, incómodo, y eso me hacía perder concentración y ritmo en los entrenamientos", admitió.
La confesión sorprendió incluso dentro del paddock, donde la mayoría de pilotos siguen rutinas nutricionales extremadamente controladas. Alonso decidió experimentar por su cuenta, guiado por su intuición y su propio cuerpo. El resultado fue tan evidente que hoy asegura que su decisión cambió por completo su manera de entender el bienestar.
El hecho más relevante llegó cuando Alonso decidió dejar de consumir carne y pescado. "Me sentía un poco mal, me encontraba demasiado pesado en general…", reconoció el piloto, explicando que el cambio fue progresivo y comenzó en 2024. Desde entonces, ha notado una mejora notable en su bienestar general y en su capacidad de recuperación.
Aunque no se define como vegetariano estricto, sí admite que su dieta actual se basa en alimentos de origen vegetal. "Sin ser muy estricto, creo que tengo una dieta vegetariana", explicó en esa misma entrevista. Su decisión no responde a modas ni a corrientes, sino a un principio claro: escuchar lo que su cuerpo necesita en cada momento.
El bicampeón del mundo de Fórmula 1 dejó claro que no sigue etiquetas: "No soy radical. Si un día tengo que comer algo fuera de lo habitual, lo hago. Pero en mi día a día, he dejado la carne y el pescado completamente".
Los beneficios de una dieta sin carne ni pescado, según la experiencia de Alonso
El piloto asturiano ha encontrado en la simplicidad una forma de equilibrio. "Por lo general, como poco", comentó en tono relajado, dejando claro que prefiere la calidad a la cantidad. Su alimentación se centra en productos frescos, ligeros y naturales, que facilitan la digestión y le permiten mantener un estado de energía constante.
Lejos de afectar su rendimiento, este cambio alimenticio ha tenido un impacto positivo en su desempeño físico. "Me siento más ligero, más centrado, y noto que todo funciona mejor", afirmó. En un deporte donde las diferencias se miden en milésimas de segundo, esa sensación puede marcar la frontera entre el podio y el abandono.

Según datos de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, las dietas ricas en vegetales y bajas en carnes procesadas favorecen la digestión, mejoran la salud cardiovascular y aumentan la energía sostenida. La experiencia de Alonso parece confirmar esta teoría, demostrando que incluso en la élite, escuchar al cuerpo puede ser la mejor estrategia.
Fernando Alonso ha encontrado en la alimentación un aliado esencial para mantener su rendimiento a los 44 años. Su decisión de eliminar la carne y el pescado ha mejorado su energía, su digestión y su concentración. Un ejemplo más de que, incluso en la élite, la salud comienza por escuchar al cuerpo y actuar con coherencia.

