Persona sosteniendo un teléfono móvil con un icono de advertencia en la pantalla.

Los expertos de la TSA avisan: Lo que haces con tu teléfono te pone en riesgo

Un gesto común con tu móvil al viajar podría ser más peligroso de lo que crees, advierten expertos en seguridad

Viajar en avión se ha convertido en una rutina para millones de personas, pero hay detalles del proceso que aún pasan desapercibidos. Uno de ellos es lo que hacemos con el móvil justo antes de pasar el control de seguridad. La mayoría lo deja en la bandeja del escáner sin pensarlo dos veces, sin saber que ese simple acto puede abrir la puerta a un problema mayor.

La Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) ha advertido sobre el creciente número de robos de teléfonos móviles en los controles de los aeropuertos. La situación se produce en cuestión de segundos, mientras buscas la tarjeta de embarque, alguien puede coger tu dispositivo sin levantar sospechas. El ritmo acelerado y el desorden en la zona favorecen que estos hurtos pasen completamente desapercibidos.

Muchas personas esperando en la cola de un aeropuerto
Las prisas en el control de seguridad facilitan hurtos de dispositivos móviles | Europa Press

El momento clave en que desaparecen tus objetos personales

Según datos de distintas agencias aeroportuarias, este tipo de robos suele producirse en el intervalo que va desde que el móvil entra en la cinta hasta que el pasajero lo recoge. En ese momento de confusión, es fácil que alguien coja un dispositivo ajeno sin que nadie se percate. A veces incluso fingen equivocación: actúan con seguridad, lo guardan rápido y desaparecen entre la multitud.

Además, no estamos hablando solo del valor económico, hoy en día, los móviles almacenan desde datos bancarios hasta documentación oficial y credenciales digitales. Perderlo no solo implica tener que comprar otro, sino asumir un riesgo digital que puede tener consecuencias serias. Si el dispositivo no está protegido adecuadamente, acceder a su contenido no es tan complicado como creemos.

Maletas delante de la ventana de un aeropuerto donde se ve un avión aparcado
Objetos personales como móviles, carteras o relojes pueden desaparecer en segundos en el control de seguridad | Getty Images

La otra cara del control de seguridad: robos difíciles de rastrear

En muchos casos, el teléfono no vuelve a aparecer. A pesar de que existen oficinas de objetos perdidos y cámaras de vigilancia, los dispositivos robados son difíciles de rastrear. La falta de identificación externa, como un número de serie visible, y la demora en denunciar la pérdida juegan a favor del ladrón.

Algunos aeropuertos han registrado un aumento considerable de incidentes de este tipo en los últimos años. En ciudades con gran tráfico internacional, se han reportado decenas de casos al mes. Muchos viajeros no descubren la desaparición hasta que llegan a la puerta de embarque, cuando ya es prácticamente imposible reaccionar a tiempo.

Un hombre cogiendo un teléfono móvil con una mano
Cada vez más móviles se pierde antes de llegar al embarque | PixaBay

¿Qué se puede hacer para evitarlo?

Lo principal es evitar colocar el móvil directamente en la bandeja. Es preferible guardarlo en un bolsillo cerrado dentro del bolso o mochila. Si aún así decides dejarlo fuera, colócalo entre objetos grandes y vigila el recorrido de tu bandeja durante todo el proceso.

También es recomendable activar las funciones de rastreo antes de volar. Herramientas como “Buscar mi iPhone” o “Encontrar mi dispositivo” pueden marcar la diferencia si ocurre un imprevisto. Pero ninguna tecnología sustituye a algo tan básico como estar pendiente de tus pertenencias.

Cómo responder ante un robo inesperado

Si el teléfono ya ha desaparecido, lo primero es dirigirse a la oficina de objetos perdidos de la terminal. Si hay sospechas de robo, conviene presentar una denuncia formal ante la policía del aeropuerto. Y por supuesto, bloquear el acceso al dispositivo lo antes posible a través de tu cuenta.

Cada vez confiamos más en nuestros teléfonos para absolutamente todo, desde pagar hasta identificarnos. Por eso, perderlo en mitad de un viaje puede convertirse en una verdadera pesadilla. Protegerlo empieza por no subestimarlo.