Mario Alonso Puig o sentado en una oficina, apoyando el mentón en su mano, con bustos de modelos anatómicos en primer plano.

Mario Alonso Puig, doctor: 'Esto es lo único que debes hacer cuando te equivocas'

El médico y conferencista apuesta por la comprensión en lugar del castigo: su fórmula que funciona

Mario Alonso Puig, médico, escritor es uno de los conferencistas más influyentes en desarrollo personal. Ahora, ha planteado una idea que interpela tanto en lo personal como en lo colectivo: los errores no deben castigarse, deben corregirse.

Su reflexión, difundida a través de su newsletter, llega en un contexto donde el fallo suele generar rechazo inmediato. Para Puig, esa reacción es equivocada y dañina. “Cuando castigamos un error, añadimos culpa y vergüenza. Eso no enseña, solo deteriora”, explica.

Hombre mayor con gafas sonriendo y un emoji amarillo sonriente a su lado
El doctor ta una receta que funciona | Instagram, es.catalunyadiari.com, @marioalonsopuig

Mario Alonso Puig: reproche o aprendizaje

El especialista considera que castigar es una respuesta automática. Pero no es la más útil. Según él, el error es una oportunidad de crecimiento, no una ofensa a castigar. Y la forma en que se reacciona ante él define la calidad del vínculo humano.

“El reproche crea distancia. La corrección desde el respeto construye”, resume.

Esta visión tiene implicaciones profundas, tanto en la educación, en el trabajo y en la familia. Cuando el error se recibe con dureza, la persona se cierra y el miedo bloquea el aprendizaje. Pero si se acompaña desde la comprensión, la persona mejora y se fortalece la relación.

La autocrítica también daña

Puig también pone el foco en cómo uno se trata a sí mismo. “¿Te hablas como lo harías con alguien a quien amas?”, pregunta. Muchas personas se autocastigan con dureza por sus errores. Palabras duras, pensamientos negativos, rechazo propio.

Montaje de un fondo con una chica usando un teléfono y delante un hombre enfadado mostrando los puños
No hace falta castigarte tanto | Minerva Studio

Ese castigo interno, según él, es igual o más dañino que el externo. Por eso propone un cambio en el diálogo interior. Hablarse con compasión. Reconocer el fallo, pero sin destruir la autoestima.

“No se trata de justificar todo. Se trata de corregir sin aplastar”, afirma.

Cambiar la mirada

El enfoque de Mario Alonso Puig no elimina la responsabilidad. Al contrario. Promueve una corrección efectiva, sin recurrir al miedo. Porque el miedo paraliza, mientras que el respeto impulsa.

Para él, la clave está en cambiar la mirada. No ver el error como algo que condena, sino como algo que enseña. Y eso requiere práctica. Requiere conciencia.

Es un camino más lento, pero más sólido. Más humano.

Confianza como base del cambio

Puig destaca que este cambio de actitud genera beneficios visibles. Mejora la confianza, tanto en uno mismo como en los demás. Y cuando hay confianza, hay compromiso. Y mejora el rendimiento, en cualquier ámbito.

“No pisemos la flor marchita. Reguémosla”, concluye. La metáfora, simple pero poderosa, resume todo su enfoque.

En tiempos donde se premia el éxito inmediato y se penaliza el fallo, su mensaje resuena. Invita a mirar el error con otros ojos. A corregir, sí. Pero desde un lugar más amable, más respetuoso.

Y en esa transformación, dice, no solo crece la persona. También la sociedad.