Mapa con una estrella roja en el océano y un ícono de advertencia junto a un emoji de cara sorprendida.

Saltan las alarmas entre los científicos: ya está pasando con la corriente atlántica

Un cambio inesperado está en marcha y podría alterar el equilibrio de las corrientes atlánticas

La comunidad científica ha encendido las señales de alerta debido a cambios preocupantes en la corriente atlántica. Desde hace tiempo, se viene advirtiendo sobre alteraciones en este sistema oceánico vital, pero ahora los datos indican que esas transformaciones están ocurriendo ya. Sin embargo, para entender la magnitud real del problema, es necesario analizar con profundidad las causas y consecuencias que se derivan de este fenómeno.

Durante los últimos años, los científicos han observado indicios claros de que la circulación oceánica que regula el clima en el Atlántico Norte está experimentando una ralentización significativa. Esta corriente, conocida técnicamente como AMOC (Circulación de Retorno Meridional del Atlántico), es fundamental para transportar agua caliente desde las regiones tropicales hasta el Ártico. Por tanto, cualquier alteración en su funcionamiento podría tener efectos de gran alcance.

Mapa del mundo con una cinta de colores rojo y azul que representa las corrientes oceánicas globales y su circulación
La circulación oceánica del Atlántico muestra señales de debilitamiento preocupantes | Stock Adobe

Causas del debilitamiento en las corrientes atlánticas 

El motivo principal de esta ralentización radica en el calentamiento global, que está elevando las temperaturas del agua y alterando su densidad. Normalmente, el agua fría y salada del Ártico se hunde, permitiendo que el agua cálida de las zonas subtropicales avance hacia el norte. Sin embargo, debido al aumento de la temperatura y a la mayor cantidad de agua dulce procedente del deshielo polar, este proceso se está frenando. 

Investigaciones recientes han confirmado que esta corriente se encuentra en el punto más débil registrado en los últimos 1.600 años. Los científicos han advertido que esta desaceleración ya está impactando el clima europeo, con posibles consecuencias que van desde inviernos más fríos hasta un aumento en la sequía. En España, las temperaturas podrían bajar entre 2 y 5 °C, aunque parezca un alivio frente al calor extremo, agravaría las sequías y dañaría la agricultura y otros sectores.

Desafíos globales ante el posible colapso de la AMOC

Un frenazo en la AMOC podría provocar un aumento del nivel del mar en las costas atlánticas de América y Europa, con subidas de hasta 50 centímetros en algunas zonas. Si bien España podría no ser una de las regiones más afectadas por esta subida, el impacto en países como Estados Unidos y el Reino Unido sería considerable. Este riesgo había sido minimizado en informes anteriores, pero los nuevos estudios apuntan a una mayor probabilidad de colapso. 

Un análisis reciente liderado por Sybren Drijfhout, del Instituto Meteorológico de los Países Bajos, revisó modelos climáticos a largo plazo. Encontraron que la probabilidad de un colapso de la AMOC es mayor de lo esperado. Según este estudio, publicado en la revista Environmental Research Letters, el riesgo podría alcanzar un 37% con emisiones medias y hasta un 67% si las emisiones permanecen elevadas.

Un punto sin retorno cada vez más cerca

Estos datos son especialmente inquietantes porque sugieren que el punto de inflexión, cuando la corriente podría iniciar un declive irreversible, está muy próximo. Según Drijfhout, esta desaceleración drástica podría comenzar en el año 2100. El problema es que una vez iniciado este proceso, la recuperación sería extremadamente lenta, tardando siglos en restablecerse, si es que llegara a hacerlo.

Por último, es importante destacar que no es necesario esperar a un colapso total para notar sus efectos. Las alteraciones en la corriente ya están generando cambios climáticos visibles, y cuanto más se ralentice, más severos serán los impactos. Asimismo, los científicos insisten en que la situación es más grave y cercana de lo que se imagina, y que actuar contra el calentamiento global es más urgente que nunca.