Las teleplastias son aquellas figuras que se asemejan a caras humanas que salen en distintas superficies, las cuales mucha gente opina que son señales del más allá. En nuestro país está La Capilla Asistina de las teleplastias, en un lindo pueblecito andaluz de la provincia de Jaén, Bélmez de la Moraleda.
El día 23 de Agosto de 1971, Maria Gómez Cámara cocinaba tranquilamente en la cocina de su casa realizando los menesteres propios, cuando de repente se percató de que en el suelo junto al fogón, había una extraña mancha. La mancha después de haberla examinado concienzudamente por ella y su marido Juan Pereira, resultó ser una especie de rostro informe. La examinaron una y otra vez, sin saber ciertamente de lo que se trataba.
Miguel, hijo de la familia Pereira, conseguía imaginar un rostro. Ese día no se le dio mucha importancia, pero conforme transcurrían las horas aquel rostro sin forma se convertía en la imagen clara de una faz humana. La familia Pereira salió aterrada de la casa, cuando vieron al día siguiente esa imagen sobre el suelo de cemento.
El hijo de la señora y sus padres, debido al miedo que sentían procedieron a picar y a encementar otra vez el suelo, lo cual no les sirvió para nada, puesto que al poco tiempo las caras empezaron a salir en el mismo sitio y en otros puntos de la casa.
En el lugar donde apareció la última cara, Miguel, acompañado por el maestro de obras del Ayuntamiento de Bélmez de la Moraleda, excavó un foso en la cocina de la casa de 2’80 metros de profundidad por 1’50 de diámetro.
El pensamiento unánime de todos los asistentes, era encontrar fotografías enterradas, que creían que podrían ser las causantes de la emulsión de las imágenes. Pero la verdad es que solo encontraron numerosos huesos en el subsuelo de la casa de María, que en conjunto con la vivienda contigua y parte de la Iglesia, formaban parte de un antiguo cementerio del siglo XIII, aunque la antigüedad del pueblo date del siglo XV. Todas estas fechas las proporcionaron los estudios efectuados por el C14 (Carbono 14) en una universidad española.
Al poco tiempo, tras enlucir el suelo de nuevo con cemento, concretamente el 10 de septiembre de 1971, nuevos rostros hicieron aparición en gran número, esta vez en torno a uno central más imperfecto y difuminado. La verdad es que tampoco tuvo tiempo de esclarecerse demasiado, porque el joven Miguel aterrado por la aparición de estos rostros procedió a picarlos dejando los fragmentos junto a la pared del fogón, lugar donde han estado hasta hace muy poco.
El día 1 de Noviembre de 1975, en presencia del conocido parapsicólogo don Germán de Argumosa así como de otros acompañantes célebres de la parapsicología, se procedió a levantar del suelo de la cocina la imagen hoy en día más clara, la cual fue bautizada como "el pelao". Los hijos de María procedieron ese mismo día a restablecer el suelo de la casa enluciéndolo con cemento.
No a mucho tardar, el 18 de ese mismo mes hicieron aparición nuevos rostros que pudieron verse claramente a lo largo de un periodo de tiempo, ya que en el mes de Diciembre de 1976 las figuras que se encontraban en una parte de la casa, comenzaron a desaparecer y formarse otros diferentes encima de ellas.
Mucha gente ha atribuido al fenómeno, manipulación personal o bien simplemente que alguien se divertía pintando las extrañas formas y burlándose de la gente. Esto, hay que decir que se cae por su propio peso. Grandes investigadores de todo el mundo Hans Bender, Germán de Argumosa, etc. han pasado sus equipos por esta popular casa de Bélmez de la Moraleda. Muchas universidades de Europa y Argentina, han estudiado los fragmentos de las caras que en el lugar se obtuvieron. Nadie, repito, nadie ha sido capaz de demostrar que el fenómeno que se produce en el suelo de la cocina de María Gómez Cámara, se trate de algún tipo de pintura, tintura o similares productos tales como nitratos y cloruros o incluso sales de plata.
En la actualidad hay un debate abierto de sí las caras son reales, o son provocadas. No obstante, a día de hoy estos sucesos se siguen investigando