El tema lo vamos a tratar de una forma neutral, exponiendo varias ideas de las cuales os contaré de cuál de ellas soy partidario. Hay teorías de muchos tipos, unos dicen que las construyeron antes de Keops, otras dicen que Keops fue un faraón tirano y obligó a sus súbditos a trabajar durante muchos años, otros que lo hicieron unas 100.000 personas con relevos cada 3 meses y otros que afirman que la construyeron seres extraterrestres.
Teoría sobre Keops
En 1835 llegó a la meseta de Giza el coronel Howard-Vyse. Su principal interés se centraba en poder demostrar a su ilustre família que era merecedor de su apellido tras haber llevado una vida poco recomendable. Su carrera militar en el ejército británico de la India había pasado sin pena ni gloria, por lo que centró su atención en intentar pasar a la historia como el promotor de un gran descubrimiento, en una época en la que numerosos investigadores sacaban a la luz los restos de la cultura faraónica y esta era moda culta en Europa.
Por aquella época la zona estaba siendo excavada por el italiano Giovanni Battista Caviglia, un capitán de navío que decidió dedicar su vida a un estudio meticuloso de la Gran Pirámide. Este ya había conseguido despejar y limpiar el camino, cubierto por toneladas de escombros y de excrementos de murciélagos; tanto del pasaje descubierto en 1765 por Nathaniel Davidson, que iba hasta la primera Cámara de Descarga, como del denominado Pozo, que recorre la pirámide desde la Gran Galería hasta el canal descendente, cerca de la Cámara del Caos.
Howard-Vyse le ofreció financiación a cambio de poder presentarse a la prensa como copartícipe de los hallazgos que se produjesen, propuesta que Caviglia rechazó, ya que vio en el coronel cierto ánimo de protagonismo en lugar del espíritu de estudio que debía presidir toda investigación arqueológica.
La meticulosidad y ciencia arqueológica aplicada por Caviglia en sus excavaciones fueron refrendadas posteriormente por la arqueología. Sus trabajadores aprendieron su método de trabajo y el propio William M. Flinders Petrie, el mejor arqueólogo y metrólogo que ha trabajado en la Gran Pirámide, cuando llegó a Egipto en 1880, buscó y contrató a Ali Gabri, quien 40 años antes fue capataz de Caviglia.
Ante la negativa de asociación, el coronel Vyse consiguió obtener o, mejor dicho, comprar al gobierno egipcio un "firman", es decir, un permiso para excavar en Giza. Con unos recursos financieros notables, que entonces ascendieron a diez mil libras, organizó todo un pelotón de trabajadores. De verdad estaba dispuesto a aparecer en los periódicos ingleses como el autor de un hallazgo importante.
Contrató entonces como capataz de los trabajos a Caviglia, pero el método empleado por este resultaba lento para sus aspiraciones de gloria, por lo que decidió despedirle tras una larga serie de discusiones. Contrató entonces los servicios del ingeniero John Perring para iniciar su particular búsqueda desenfrenada de un descubrimiento importante, aunque para ello utilizara métodos tan destructivos como la pólvora. Tras volar el hombro y el lomo de la esfinge centró sus explosiones en el interior de la Gran Pirámide, ya que las prospecciones que intentó realizar en el nicho de la Cámara de la Reina o en el suelo de la Cámara del Rey se realizaban de forma lenta y costosa.
La idea de que sobre la Cámara de Descarga descubierta por Davidson había otras similares era de Caviglia, refrendado por una pequeña grieta por la que se podía introducir un palo, pero la composición granítica de los bloques hacía difícil su perforación. Howard-Vyse decidió usar también aquí la pólvora para abrirse camino hacia arriba y encargó el trabajo a un operario llamado Daued, hombre que vivía exclusivamente del hachís y del alcohol y cuya inteligencia no debía ponerle demasiados reparos para jugarse la vida al provocar una explosión acurrucado tras algún pequeño nicho.
El estallido debió resonar con enorme fuerza y toda la pirámide se llenó de polvo, pero el resultado fue que consiguieron abrir un agujero lo suficientemente grande como para pasar a otra estancia superior. De la misma forma, y tras numerosas voladuras se consiguieron abrir camino hacia la parte superior del monumento, hasta alcanzar la quinta Cámara de Descarga, dejando por fin a la pirámide con la estructura interior que ahora conocemos.
Pero lo importante es que, pese a que estas cámaras se encontraron vacías de mobiliario y ornamentos, Howard-Vyse presentó al mundo su descubrimiento de pinturas y textos jeroglíficos. Fueron estudiados por Samuel Birch, experto en jeroglíficos del Museo Británico, quien atribuyó uno de los cartuchos encontrados a Keops, el mismo faraón que citara Herodoto, y la arqueología respiró satisfecha por tener la prueba irrefutable que le permitía identificar al constructor de la Gran Pirámide de Giza.
El Coronel regresó a Inglaterra, donde llegó rodeado de grandes honores, aunque en su travesía se hundió su barco frente a las costas de Cartagena con gran cantidad de restos arqueológicos a bordo, entre ellos el sarcófago recuperado de la pirámide de Micerinos. Howard-Vyse fue posteriormente nombrado General del Ejército Británico.
Sin embargo, el descubrimiento de la escritura jeroglífica en las Cámaras de Descarga de la Gran Pirámide estuvo rodeado de acciones sospechosas por parte de sus protagonistas. Howard-Vyse nunca permitió a Caviglia acceder al descubrimiento y el capataz de los trabajos fue despedido.
Los ingenieros de su equipo, Mash y Perring, sí que pudieron contemplar el hallazgo y Perring, en su libro titulado 'Las Pirámides de Giza a la luz de su exploración verdadera y de las medidas tomadas allí mismo', refiere cómo se fijaron en las llamadas líneas de albañil (trazos de pintura roja), aunque en un principio no se fijaron en los jeroglíficos, que descubrieron "posteriormente" en una inspección más detallada.
Tras la apertura con pólvora del acceso a las cámaras, Vyse no permitió la entrada de nadie salvo la de un amigo suyo llamado J. R. Hill, empleado de una fábrica local de cobre. Curiosamente, cuando el coronel se retiró de Egipto, Hill se convirtió en el propietario de El Cairo Hotel, algo que no se explica con el salario de un simple operario. Es de suponer que la amistad y la colaboración entre ambos le proporcionó el dinero suficiente para tal adquisición y su complicidad se vio refrendada por el público agradecimiento a Hill que Vyse hizo en su libro 'Operaciones llevadas a cabo en la Pirámide de Gizeh en 1837'.
Hill tenía acceso libre a las cámaras, a las que subía para pintar los nombres con las que las bautizaron, y no dejaba que nadie más le acompañase en su empresa. La palabra fraude comenzó a flotar en la atmósfera de Giza, descubriéndose posteriormente la más burda falsificación que conoce la historia.
La copia que recibió el doctor Samuel Birch de los cartuchos y jeroglíficos encontrados en las Cámaras de Descarga descubiertas por Vyse le dejaron perplejo. Si bien pudo reconocer el nombre de Keops (khufú), tanto en los otros cartuchos como en la propia escritura que los acompañaban, existían elementos ciertamente anómalos.
En primer lugar, los signos no se parecían a la escritura jeroglífica del Imperio Antiguo, sino más bien a otra escritura cursiva conocida como demótico, que se desarrolló en Egipto mucho más tarde. Asimismo, varios signos jeroglíficos eran del todo desconocidos y, algo inaudito, algunos de los signos conocidos estaban al revés. Algo también desconcertante fue la aparición de un cartucho con el nombre de un faraón desconocido, Khnum-khuf, que algunos egiptólogos han intentado asimilar a alguna variante del propio Khufú o Keops.
Afortunadamente, el fraude del coronel Howard-Vyse se pudo comprobar definitivamente cuando se investigaron las fuentes egiptológicas que usó en su estancia en Egipto y se pudieron reconstruir sus andanzas delictivas. La piedra Rosetta fue descubierta en 1799 y el conocimiento que se tenía de los jeroglíficos en el decenio de 1830 todavía era mínimo.
El único texto que Hill pudo haber consultado era 'Materia Hieroglyphica', de Sir John Wilkinson, en el que aparecían los errores de transcripción del nombre de Keops de la misma forma en que aparecieron escritos en las dos primeras cámaras descubiertas por Vyse.
Justo cuando descubrieron la cuarta Cámara de Descarga, los impostores se enteraron de una nueva versión del diccionario de Wilkinson, titulado 'Hábitos y costumbres del Antiguo Egipto', y tras correr a El Cairo para adquirirlo comprobaron que el autor había cambiado de opinión sobre la forma de escribir la palabra Keops, por lo que se dieron cuenta de que habían escrito mal el nombre. Este error fue rectificado en las dos últimas cámaras, donde aparece la grafía correcta con el nombre de Khufú o Jufú pero, nuevamente, con otros dos errores de envergadura.
Wilkinson, pese haber rectificado la grafía de Khufú, volvía a cometer un error al interpretar el círculo que correspondía a letra Kh de Khufú. Hoy en día se sabe que ese signo corresponde al llamado "tamiz" o "cedazo" que se corresponde con un círculo con varias líneas que lo cruzan. Pues bien, el error de Wilkinson, y curiosamente también el error del cartucho de Keops, no en la quinta cámara sinó en las cámaras anteriores, es confundirlo con el símbolo del sol, de Ra, que equivale a un círculo con un punto en el centro, por lo que Vyse y Hill falsificaron el nombre del faraón escribiendo la palabra Raufú en lugar de Khufú.
Además, los signos jeroglíficos dibujados no guardan la postura que debieran tener, ya que la representación correcta sería la que viésemos de ese mismo cartucho reflejado en un espejo, algo inaudito para un escriba de tiempos de Keops.
¿Cómo es posible que tal chapuza haya prevalecido en la egiptología como la prueba incuestionable de la identidad del constructor de la Gran Pirámide? Posiblemente, porque si no la construyó Keops aparece una laguna histórica de tal envergadura que sería por sí sola capaz de cuestionar todas nuestras ideas sobre la historia antigua. Si el monumento perteneciera a un tiempo anterior al Imperio Antiguo, nos situaríamos de lleno, como mínimo, en el IV Milenio a.C., y según el consenso de los historiadores, rozando el Neolítico.
En este caso, habría que retrotraer la fabulosa construcción a los tiempos predinásticos y a sus legendarias fuentes, que hablan de un país gobernado por dioses y semidioses. Una época en la cual la realidad y el mito se confunden peligrosamente para los fundamentos que nuestra cultura racionalista ha dado a la historia. Si ya parece cosa de locos atribuir este monumento a gentes que no conocían la rueda ni el hierro, parece excesivo pedirle a la ciencia oficial que al menos examine ecuánimemente la posibilidad de que esas leyendas referidas a dioses y semidioses se encuentre más cerca a lo que realmente ocurrió que a la mitología.
Sin embargo, más que sospechosamente, de las cinco Cámaras de Descarga de la Gran Pirámide solo las cuatro descubiertas por el coronel Vyse tienen escritura, ya que la primera, la descubierta por Davidson, se encuentra vacía de todo signo. Además, aparte de los cartuchos falsificados por Vyse no existe tampoco ningún otro dibujo o jeroglífico que adorne las paredes interiores de la Gran Pirámide y, por tanto, ninguna referencia que indique quién fue su constructor y cuándo se proyectó y realizó el monumento.
Teoría del constructor divino
Algunos grupos de católicos y protestantes están convencidos de que la pirámide es un mensaje divino, del Dios de los cristianos y que fue construida por Él. Hay quienes piensan que la construcción de la Gran Pirámide se realizó alrededor del 2623 a.C., y que es como una Biblia construida en piedra: "La intersección del suelo de la cámara de la reina con el suelo del pasaje ascendente en la apertura de la gran galería crea un triángulo.
La longitud del triángulo a lo largo del pasaje ascendente es de 33.512 pulgadas judías lo cual sitúa a la intersección del suelo de la cámara de la reina y el pasaje ascendente en el 29 de Septiembre del año 2, año del nacimiento de Cristo".
Teoría de la tradición egiptóloga
En egiptología se da por bueno que fue construida alrededor del 2560 a.C. por orden del faraón de la cuarta dinastíaKeops (Khufu) como una tumba para alojar su cuerpo una vez muerto y como un proyecto nacional donde se vieron envueltos unos 5000 hombres en un periodo de 20 a 40 años. Se organizaban en grandes partidas de gente a las que ponían nombres como "los amigos de Keops" o "los borrachos de Mikerinos".
Estas estaban divididas en lo que los egiptólogos llaman phyles (tribu, en griego) con nombres como "estribor" o "proa", y estas a su vez en grupos más pequeños de unos 10 o 20 personas con un inspector o capataz al mando de cada grupo. Estas subdivisiones eran identificadas por nombres tales como "perfección", "fuerza", "constancia", nombres que dejaban grabados en los bloques de piedra bajo el nombre del faraón.
Teoría de los constructores extraterrestres
Esta teoría dice que una civilización proveniente del duodécimo planeta de nuestro sistema solar, los Annunaki, fueron no solo los creadores de la pirámide sino de la raza humana a través de manipulación genética.
Teoría de Orión
Bauval, Hancock y Gilbert son los fundadores de la teoría de Orión, la cual publicaron en el libro "El misterio de Orión". Su tesis central es que el lugar y disposición de la construcción de las pirámides de Giza no fue casual, sino que están alineadas según la constelación de Orión y que los ejes de la Gran Pirámide apuntan directamente a Orión.
De acuerdo con el mapa celeste que se veía desde Giza hace unos 10.000 años, el canal norte de la Cámara de la Reina de la Gran Pirámide apuntaba entonces hacia Beta, en la Osa Menor, estrella asociada por la religión egipcia a la inmortalidad del alma, mientras que el canal sur apuntaba a la brillante estrella Sirio, identificada con la diosa Isis. Mientras que, desde la Cámara del Rey, el canal norte apuntaba hacia Alfa Dragón, asociada a la fecundidad y la gestación cósmica, y el canal sur a Zeta Orión, asociada a Osiris, dios de la resurrección y legendario fundador de la civilización del Valle del Nilo.
Solo hay una fecha en la que todos estos datos encajan: el 10.500 a.C., es decir seis mil años antes de la fecha que suele proponerse para la construcción de las Pirámides.
"Habían construido las pirámides como una réplica exacta del lugar de destino final del Rey. Lejos de ser una tumba, la pirámide era el punto de inicio del viaje de vuelta a las estrellas de donde él procede".
Bauval y Gilbert se preguntan en su libro por qué en sucesivas construcciones de pirámides de sucesivos faraones no se ha superado la técnica y el tamaño como hubiera sido de esperar, sino que Kefrén y Micerinos construyeron sus respectivas pirámides cada vez más pequeñas.
Bauval se dio cuenta de que la tercera estrella del "Cinturón de Orión", es más débil que las dos anteriores y que se separa un poco de la línea recta. La conexión estaba hecha. Estudiando los llamados Textos de las Pirámides, Bauval descubrió, además, que para los antiguos egipcios Orión era el equivalente celestial del dios Osiris, y su "cinturón" era lo que los egipcios llamaban el Duat, una especie de "puerta" por la que el alma del faraón debía pasar para llegar al Amenti, al más allá.
Teoría de un reactor termonuclear
El doctor argentino José Álvarez López mantiene la teoría de que en la Gran Pirámide se realizaban experimentos nucleares. La gran pirámide, como todas las centrales nucleares, funcionaría como una máquina de vapor, el átomo de uranio se transforma en plutonio y produce energía térmica que calienta agua a alta presión.
Las cámaras inferiores de la gran pirámide serían la caldera, mientras que la cámara del rey contendría el equivalente al reactor atómico. Según el profesor Álvarez López, la cámara del rey, esta supuesta cámara de energía nuclear, debía disponer para su perfecto funcionamiento de dos canales o toberas que la comunicaran con el exterior, uno para la salida del vapor y otro para la adición del refrigerante.
Por último podemos citar a Christopher Dunn que sostiene que la pirámide de Giza es una planta de energía. En su libro "The Giza Power Plant" plantea diseños y dibujos de cómo la pirámide es en realidad una planta química que produce energía.
Teoría de una temprana pero desaparecida civilización
Tom Smith asegura que las pirámides tienen al menos 5.000 años de antigüedad. "En mi opinión, los constructores fueron parte de una temprana civilización humana que desapareció hace unos 6.000 años y las pirámides de Giza y la Esfinge son sus únicas reliquias que sobreviven del final de esta civilización cuando Menes unió el Bajo Egipto con el Alto Egipto."