Durante años, fue una de las figuras más icónicas del Principado de Mónaco. Rebelde, cercana, comprometida y, sobre todo, humana. Ahora, Estefanía de Mónaco, hermana de Carolina y del príncipe Alberto, ha confirmado lo que muchos venían sospechando.
Según se ha confirmado, está lista para dar un paso al costado. Y no es un retiro forzado ni fruto de controversias palaciegas. Es una decisión personal, profundamente meditada, que marca una nueva etapa en su vida y en su compromiso social.

Adiós a Estefanía de Mónaco, hermana de la princesa Carolina
Estefanía de Mónaco ha decidido alejarse de los focos, pero no sin antes dejar una huella imborrable. En una entrevista concedida a la revista francesa Point de Vue, la princesa compartió su visión actual tras haber cumplido 60 años.
"Ya no le veo sentido a hablar de mí, además, nunca ha sido lo mío. Tengo 60 años, siento que he dado suficiente y, sobre todo, he dicho todo lo que tenía que decir", confesó con total franqueza. Unas declaraciones que confirma su deseo de retirarse de la vida pública.
No es una despedida definitiva
Desde hace más de una década, Estefanía preside la asociación Fight Aids Mónaco. Una agrupación dedicada al acompañamiento de personas que viven con VIH y a la promoción de la prevención. Este año, su proyecto más emblemático ha cumplido 15 años.
La celebración, que tuvo lugar en junio, contó con la presencia de su hija menor, Camille Gottlieb, una de sus mayores aliadas en esta causa. Lejos de buscar protagonismo, Estefanía ha dejado claro que su prioridad sigue siendo la lucha contra el sida.
"Para hablar de la lucha contra el sida en Mónaco y de las batallas que libramos, siempre estaré presente", aseguró. Su compromiso nace de una historia personal: una amiga cercana, portadora del virus, quedó completamente sola con su hijo.

Fue esa experiencia la que encendió la chispa de una vocación que ha guiado su vida durante años. Ahora, mientras anuncia este "retiro" de la vida institucional, no abandona su activismo.
"De ahora en adelante, aspiro a algo más, es hora de jubilarme. Me lo merezco, ¿verdad?", concluyó. Un adiós parcial que es también una promesa de continuidad en la lucha por un mundo sin sida antes del 2030.