Karmele Marchante se ha alejado del foco mediático, ha dejado atrás sus años de televisión y ha apostado por una vida más tranquila. Ya no forma parte de programas como Tómbola o Sálvame, no los ha echado de menos y no ha querido volver a esa etapa. Ahora, ha dividido su tiempo entre su faceta de actriz y la de escritora, viviendo tranquila en Madrid alejada de los medios de comunicación.
En 2016, Karmele se vio obligada a tomar una difícil decisión: Tuvo que vender su casa. Era una vivienda de 500 metros cuadrados, con jardín, situada en una de las mejores zonas de Madrid. La venta no fue por gusto, fue una consecuencia de unas malas inversiones.

Como ella misma ha confesado a la revista Lecturas: “Tuve que vender una casa maravillosa, pero no se me caen los anillos por vivir en mi nuevo piso”.
Karmele Marchante tuvo que rehacer su vida en Madrid tras unas malas inversiones
Desde entonces, Karmele se ha mudado a una pequeña casa en Madrid y se trata de una vivienda modesta, pero acogedora. Allí ha encontrado la paz y allí ha construido un nuevo refugio. El piso está dividido en dos niveles, en la planta inferior, se ubica la cocina, el baño y el salón, todo es sencillo, pero funcional.
En la planta superior se dispone su habitación, es un espacio íntimo, decorado con objetos muy personales. Allí ha colocado una talla de la Virgen del siglo XVIII. Es una herencia familiar, de gran valor sentimental que perteneció a su abuela.

También ha habilitado un pequeño rincón como estudio. En ese espacio ha trabajado en sus libros: Ha escrito, ha leído y ha reflexionado. Ahora, Karmele Marchante disfruta de cada rincón de su casa con tranquilidad, alejada de la fama.
Karmele Marchante puede ver desde su dormitorio en Madrid la piscina de la comunidad de vecinos
En el baño se ha creado otro rincón muy especial y allí duerme Poppy, su gata. Curiosamente, sus antiguos compañeros de Sálvame la apodaron con ese mismo nombre, una coincidencia que a Karmele le ha parecido simpática. Ha acogido a su gata como una compañera fiel.

Desde su dormitorio, Karmele puede salir a la terraza y es un espacio al aire libre que da a la piscina comunitaria. No es lujo, pero sí tranquilidad. Ha disfrutado del sol, del silencio y de la intimidad.
Karmele Marchante ha rehecho su vida. Ha apostado por la calma. Ha dejado atrás los focos y en esta pequeña casa madrileña ha encontrado su paz.