Carlos III ha comenzado a delegar en su hijo Guillermo debido al avance de su enfermedad. El rey británico, que fue diagnosticado con cáncer a principios de 2024, ha pedido al príncipe de Gales que asuma más funciones. Así lo ha confirmado Buckingham Palace en un anuncio que marca un giro decisivo en la monarquía.
El estado de salud del monarca obliga a adaptar la agenda oficial de forma permanente. Aunque Carlos sigue en el trono, su capacidad para representar a la Corona está limitada. Por eso, ha confiado en Guillermo para mantener el rumbo de la institución en esta nueva etapa.

Durante el desfile del Trooping the Colour, el pasado 14 de junio, se hizo evidente que algo había cambiado. Carlos III apareció en una carroza, lejos de la imagen enérgica que mostró en sus primeros meses de reinado. La escena dejó claro que su tratamiento condiciona cada vez más su vida pública.
La enfermedad, aunque controlada, ha sido asumida como un proceso crónico. Desde su intervención por la próstata en enero, los médicos confirmaron que se trata de una situación de largo plazo. El Palacio ha decidido afrontarla con planificación y discreción.
Carlos ha pedido a Guillermo que no solo asuma más responsabilidades, sino que también mantenga unida a la familia. La unidad es uno de los principales objetivos del rey en esta etapa. Así lo habría expresado en varias conversaciones privadas con su heredero.
El plan del rey Carlos III con el príncipe Guillermo
El recuerdo de Isabel II sigue muy presente en el enfoque que ha tomado el actual monarca. La fallecida reina siempre defendió la cohesión familiar como un valor central de la monarquía. Carlos desea que esa línea se mantenga bajo el liderazgo de su hijo.
Guillermo ha aceptado el encargo con el compromiso de dar estabilidad a la institución. Su perfil, serio y moderado, lo posiciona como el rostro ideal para esta transición. Al mismo tiempo, intenta tender puentes con su hermano Harry tras años de distanciamiento.

Fuentes cercanas aseguran que el príncipe quiere contar con Harry en su futura etapa como rey. Tiene la intención de invitarlo tanto a actos formales como a encuentros privados. Ve en él una figura capaz de aportar cercanía y conexión con el público.
Harry, por su parte, también ha mostrado señales de reconciliación. En mayo, expresó su deseo de acercarse a su familia tras cinco años de relaciones frías. Ese gesto ha sido bien recibido en el entorno de Guillermo.
Mientras tanto, Carlos III seguirá realizando algunas tareas desde Clarence House. No tiene previsto mudarse al Palacio de Buckingham por el estado de las obras y por preferencia personal. Su presencia institucional será más reducida, pero no desaparecerá por completo.
La decisión que ha tomado en Carlos III
La decisión de repartir funciones no implica una abdicación inmediata. Sin embargo, el Reino Unido asiste a una transición progresiva dentro de la Corona. Guillermo gana protagonismo mientras su padre se enfrenta a una etapa de salud delicada.

Desde Buckingham se ha optado por mantener el tono tradicional y evitar dramatismos. No se han dado detalles clínicos, pero la gestión pública apunta a un cambio irreversible. La monarquía británica se adapta así a una nueva realidad con planificación y serenidad.
Carlos III quiere dejar todo bien preparado antes de que su estado se deteriore más. Ha comenzado a organizar el futuro de la institución de forma discreta pero firme. Y ha dejado claro que el relevo debe realizarse sin fracturas internas ni sobresaltos.
Guillermo representa esa continuidad tranquila que la monarquía busca preservar. Su papel no es solo el de heredero, sino el de garante del equilibrio entre tradición y modernidad. Ahora más que nunca, la Corona necesita proyectar unidad y estabilidad.
La imagen de Carlos en la carroza fue mucho más que un detalle ceremonial, fue la señal de que el tiempo avanza y la biología impone nuevos ritmos. El rey sigue al mando, pero ya no está solo en el ejercicio del poder. El relevo, en silencio, ha comenzado.