La infanta Sofía ha cumplido recientemente una etapa fundamental en su vida. En abril alcanzó la mayoría de edad, y en mayo concluyó sus estudios de Bachillerato en el prestigioso UWC Atlantic College de Gales. El mismo centro en el que estudió su hermana, la princesa Leonor.
Sin embargo, y pese a la expectación que rodea cada uno de sus pasos, su futuro más inmediato continúa envuelto en un halo de misterio. A pocas semanas de que comience el nuevo curso académico, sigue sin confirmarse qué estudios universitarios emprenderá ni dónde lo hará. Lo único que parece claro es que, a diferencia de Leonor, la hija menor de los Reyes no seguirá la senda de la formación militar.
Mientras se despejan estas incógnitas, Sofía ha vuelto con fuerza a la escena pública después de un largo período centrada en sus estudios. En pocos días, ha acompañado a sus padres en dos actos oficiales que han vuelto a situarla en el foco mediático.
Casa Real ya no puede ocultar la decisión que ha tomado la infanta Sofía
Primero, en el Palacio de la Zarzuela, participó en la recepción al Patronato de la Fundación del Comité Español de los Colegios del Mundo Unido. Después, estuvo en Marín (Pontevedra), en la ceremonia de entrega de la Gran Cruz del Mérito Naval a Leonor, impuesta por su padre, Felipe VI.
En ambos eventos, el estilo de la infanta ha sido objeto de atención y análisis. Lució una larga melena rubia suelta, maquillaje muy discreto y atuendos elegidos con sobriedad. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención ha sido su total ausencia de joyas.
La infanta Sofía prefiere no lucir joyas en los actos oficiales
Ni pendientes, ni pulseras, ni colgantes, ni anillos, nada y no es una decisión puntual. Si repasamos sus apariciones públicas, nunca se la ha visto con joyas, ni siquiera en actos de gran relevancia institucional. De hecho, a diferencia de su hermana Leonor, Sofía ni siquiera tiene los lóbulos de las orejas perforados.
Este detalle, que puede parecer menor, revela mucho sobre la personalidad de la infanta. Alejada del oropel, Sofía proyecta una imagen natural, sencilla, casi austera, muy poco común entre las jóvenes royals de su edad.
Una elección que marca una diferencia notable respecto al resto de la familia real y que, lejos de tratarse de una casualidad, parece responder a una convicción personal. La historia se repite, y la Casa Real ya no puede negarlo: Sofía ha decidido no lucir joyas.