Casa Real se enfrenta a una situación incómoda que pone bajo los focos al rey Felipe. Lo que parecía un simple ajuste en su agenda ha terminado revelando un secreto cuidadosamente guardado durante días, y que ahora se ha conocido por un pequeño descuido. El monarca, que siempre cuida al milímetro su imagen pública, ha quedado expuesto en un momento delicado.
El trasfondo de este episodio involucra a personas cercanas al entorno del rey, entre ellas un querido amigo que atraviesa un proceso complejo de recuperación. La pregunta que ahora circula en los pasillos del Palacio de la Zarzuela es inevitable: ¿qué ocurrió realmente para que Felipe VI se viera obligado a actuar con tanta discreción?

El descuido en el Falcon que revela el viaje secreto del rey Felipe a Mallorca
El nombre de Jaime Anglada ha resonado con fuerza durante las últimas semanas. El cantautor sufrió un accidente de tráfico que le dejó al borde de la vida, tras ser atropellado en la avenida Joan Miró por un conductor que huyó del lugar. Desde entonces, la preocupación por su estado de salud ha sido constante, tanto en su entorno familiar como entre sus amistades más influyentes.
Durante doce días, Anglada permaneció ingresado en la UCI del Hospital Universitario Son Espases, donde fue sometido a varias operaciones urgentes. Su esposa, Pilar Aguiló, junto con sus hijos Jaime y Julia, se mantuvieron siempre a su lado, aportándole fuerza en medio de la incertidumbre. La solidaridad no tardó en llegar: figuras públicas como Carolina Cerezuela y Carlos Moyá acudieron al centro hospitalario para interesarse por su evolución.
La noticia de su leve mejoría el pasado 20 de agosto dio un respiro a su círculo cercano, aunque los médicos mantienen la cautela. En ese escenario, un dato inesperado surgió de los registros de vuelos oficiales: el rey Felipe había estado en Mallorca de manera discreta. Este hallazgo cambió el enfoque de la historia y abrió un nuevo capítulo en el relato de Casa Real.

La información salió a la luz gracias a los registros del Falcon utilizado por la Casa Real. En esos informes quedó reflejado que Felipe VI viajó a Palma el domingo 17 de agosto, un día antes de lo previsto. El detalle habría pasado inadvertido de no ser porque los movimientos del avión son de acceso público.
El vuelo salió de Madrid a las 17:52 horas y aterrizó en Mallorca menos de una hora después. Apenas cuarenta minutos más tarde, el mismo aparato regresaba a la capital con el monarca a bordo. Se trató de una visita relámpago que levantó interrogantes, aunque todo apunta a que el rey se trasladó a la isla para estar junto a su amigo en el hospital.
Ese gesto personal muestra una faceta poco conocida del monarca, marcada por la lealtad y la preocupación genuina. Aunque no existen imágenes de su presencia en Son Espases, diversas fuentes señalan que Felipe VI actuó con absoluta discreción, evitando cualquier exposición mediática. La rapidez del viaje confirma que se trataba de un asunto estrictamente personal y emocional.
La estrecha relación entre el rey Felipe y Jaime Anglada
El parte médico más reciente indica que Anglada muestra una "sensible mejoría" en su estado, aunque todavía tiene por delante un proceso largo. Ya ha pasado por intervenciones en la cadera y la mandíbula, y esta semana será sometido a una nueva cirugía en la muñeca. El pronóstico, aunque prudente, se mantiene optimista.
El traslado del artista a una zona menos restringida del hospital supuso un alivio para su familia. También lo fue para quienes, como el rey Felipe y la reina Letizia, han seguido de cerca cada noticia desde la distancia. Se sabe que incluso durante sus vacaciones privadas en Grecia, los monarcas permanecieron informados sobre la evolución del músico.
Que Felipe VI decidiera interrumpir su agenda para volar a Mallorca confirma hasta qué punto este vínculo es importante en su vida personal. Y es que la conexión entre Felipe VI y Jaime Anglada no es nueva, ya que su amistad se remonta a hace años cuando coincidieron en distintos eventos de Mallorca. La isla ha sido siempre un lugar especial para el monarca, no solo por los veranos familiares en Marivent, sino también por los lazos personales que allí mantiene.

Jaime Anglada se ha convertido en uno de esos amigos discretos que no necesitan figurar en primera línea para ganarse un lugar en el círculo del rey Felipe. Este gesto refleja la dimensión humana de un monarca que, en plena crisis de incendios en España, encontró un espacio para acompañar a un amigo en horas difíciles. La paradoja de atender al deber público mientras protege su intimidad personal añade complejidad a esta historia.