Vivimos en un mundo donde las joyas no solo deslumbran por su valor estético, sino también por las memorias y símbolos que representan. Así, la familia real danesa conserva un valioso tesoro que ha sido transmitido de generación en generación, cargado de historia y tradición.
Mary de Dinamarca ha tenido la oportunidad de lucir algunas de las piezas más emblemáticas del joyero real en los últimos meses. Sin embargo, hay una en particular que no veremos brillar en su solapa, y la razón es sencilla: pertenece a su hija, la princesa Isabella.
Una joya llena de historia
Se trata de un broche excepcional que une perlas y diamantes en una combinación tan sofisticada como su historia. Esta pieza tiene su origen en 1898, cuando la entonces Gran Duquesa Alexandrine de Mecklenburg-Schwerin contrajo matrimonio con Christian X de Dinamarca.
Como parte de sus lujosos regalos de boda, Alexandrine recibió este broche. Desde entonces, ha mantenido su lugar como una de las joyas más singulares del patrimonio real danés.
El diseño de la pieza es particularmente distinguido: tres diamantes redondos rodean una perla blanca central formando un triángulo. Además, una concha perla de forma de lágrima —de un suave tono rosa— cuelga elegantemente como colgante.
La joya puede ser utilizada de dos maneras, con o sin la perla rosa, lo que la convierte en una pieza versátil y atemporal. Durante los primeros años de su matrimonio, Alexandrine lució el broche en numerosas ocasiones oficiales, tal y como puede apreciarse en retratos de la época.
La reina Margarita tomó una decisión con la hija de la reina Mary
Más tarde, en un gesto de legado, decidió entregárselo a su nieta, la princesa Margarita, en el año 1940, justo después de su nacimiento. Margarita, que años después se convertiría en reina de Dinamarca, también utilizó el broche en diferentes actos oficiales.
Siguiendo esta tradición familiar, la reina Margarita optó por ceder la joya a su nieta, la princesa Isabella, como regalo de bautismo en 2007. Desde entonces, Isabella ha hecho algunas apariciones con esta histórica pieza, incluyendo su confirmación en 2022.
Así, una joya que ha pasado por las manos de tres generaciones de mujeres reales continúa escribiendo su historia. Esta vez, lo hace en el cuello de una joven princesa que, sin duda, tiene un brillante futuro por delante.