Elsa Anka lleva décadas siendo una cara conocida del mundo televisivo. Sin embargo, en los últimos años se ha consolidado también como un referente de bienestar físico y envejecimiento activo.
A sus 59 años, mantiene una imagen impecable. Además, transmite un mensaje claro: cuidarse no es una cuestión estética, sino una inversión en salud. Amante del deporte desde siempre, asegura que con los años ha aprendido a valorar aún más la importancia de moverse bien.

Elsa Anka se mantiene en forma
Lejos de obsesionarse con la delgadez o las dietas restrictivas, Anka apuesta por un entrenamiento consciente y funcional. Una rutina centrada en tonificar el cuerpo y favorecer procesos clave del organismo como el equilibrio hormonal, la salud ósea o el metabolismo.
Ella misma explica que, según estudios recientes, mantener una buena proporción de masa muscular frente al tejido graso es una de las mejores formas de proteger la salud. Por eso, insiste en la importancia de trabajar la fuerza de forma regular.
Su rutina de entrenamiento se basa principalmente en ejercicios de fuerza, que no requieren máquinas ni materiales específicos y pueden realizarse en casa. La propuesta de Elsa Anka es accesible y adaptable.
Elsa Anka (59 años) y su rutina de fuerza
La rutina consiste en una tabla de cuatro ejercicios que se repiten en varias series. Además, ofrece la posibilidad de elegir entre una versión básica, pensada para principiantes, y otra más exigente.
En el nivel inicial, la rutina incluye movimientos como rotaciones de cadera desde una posición de equilibrio. También sentadillas con elevación de talones, que ayudan a fortalecer glúteos y piernas.
A esto se suman las flexiones con apoyo de rodillas, pensadas para proteger las articulaciones. Por último, incorpora elevaciones de pelvis combinadas con extensión de brazos, que activan el cuerpo y favorecen la movilidad.

Para quienes buscan un desafío mayor, los ejercicios se vuelven más dinámicos. Sentadillas con salto, torsiones con extensión de pierna, flexiones combinadas con trabajo de brazos y movimientos que exigen coordinación y fuerza simultánea.
Cada ejercicio se realiza durante 40 segundos, con pausas breves entre uno y otro, y la secuencia completa puede repetirse tres o cuatro veces. Lo que Elsa Anka propone no es solo una forma de entrenar el cuerpo, sino una actitud frente a la vida:
Mantenerse fuerte, ágil y consciente del propio bienestar. Su ejemplo demuestra que la edad no es un límite, y que cuidarse con constancia y criterio da resultados tanto por fuera como por dentro.