Donald Trump y el rey Carlos III con cabello canoso aparecen en primer plano con expresiones serias y fondo desenfocado.

El gesto de Donald Trump con el rey Carlos ha hecho saltar las alarmas en Inglaterra

La visita de Donald Trump al Reino Unido deja escenas que sorprenden a la opinión pública y a la familia real británica

La llegada de Donald Trump al Reino Unido para su visita de Estado ha sido uno de los acontecimientos más comentados de la semana. El presidente estadounidense aterrizó en Londres en medio de un fuerte despliegue de seguridad y con una agenda repleta de encuentros oficiales. 

Desde el primer momento, los actos protocolarios en Windsor se convirtieron en un escaparate de política, tradición y diplomacia. La familia real británica desplegó el habitual ceremonial en honor al visitante, con la presencia del rey Carlos III y los príncipes de Gales. Sin embargo, lo que debía ser un acto solemne derivó en escenas inesperadas que no pasaron desapercibidas.

Donald Trump y el rey Carlos III de traje caminando y conversando en un jardín frente a un edificio antiguo de piedra
Carlos III recibió a Trump en el castillo de Windsor con toda la solemnidad | Instagram, @theroyalfamily

Una bienvenida cargada de expectación

El inicio de la visita estuvo marcado por la expectación mediática. Los jardines del castillo de Windsor fueron el escenario elegido para la recepción, con Carlos III al frente de la ceremonia. A su lado, Guillermo y Kate Middleton se encargaron de dar la bienvenida oficial a los Trump.

La presencia del Marine One, el helicóptero presidencial, añadió dramatismo a la jornada. El aterrizaje fue seguido por decenas de cámaras, mientras la familia real esperaba en formación. Los discursos previstos y la inspección de la guardia real completaron una puesta en escena de gran solemnidad.

En paralelo, las calles de Londres se llenaron de manifestantes que mostraron su rechazo a la visita. Pancartas con mensajes críticos y consignas contra el republicano reflejaron la división que provoca su figura. Aun así, el ambiente en Windsor se mantuvo bajo control y dentro del protocolo establecido.

Donald Trump y el rey Carlos III elegantemente vestidos conversan sentados en una mesa decorada con flores y vajilla fina
Trump saludó al rey Carlos con palmadas en la espalda | Europa Press

El gesto que incomodó al rey Carlos

El momento más comentado llegó en el saludo directo entre Trump y el monarca británico. Tras estrechar la mano del rey Carlos III, el presidente decidió darle varias palmadas en la espalda, un gesto que sorprendió a todos. En la tradición británica, este tipo de contacto físico con el soberano se considera inadecuado.

La reacción del monarca fue contenida, aunque las imágenes mostraron cierta incomodidad. El protocolo real establece un trato formal en el que se evitan familiaridades de este tipo. Para la prensa británica, la escena fue una señal de falta de respeto hacia la figura del rey.

Los analistas coincidieron en señalar que no se trató de un simple descuido, sino de un gesto que refleja el estilo directo de Trump. El republicano ha protagonizado en otras ocasiones situaciones similares con mandatarios y figuras públicas. Esta vez, la escena se convirtió en uno de los titulares más reproducidos de la jornada.

Los príncipes de Inglaterra y Donald Trump se saludan al aire libre mientras Kate con sombrero rojo sonríe y da la mano a Trump.
Trump sorprendió a Kate Middleton con un comentario fuera del protocolo | Europa Press

Un saludo que rompe el protocolo con Kate Middleton

La otra imagen inesperada tuvo como protagonista a la princesa de Gales. Al acercarse a Kate Middleton, Trump no dudó en elogiar su aspecto con un comentario directo: “Eres hermosa, muy hermosa”. El gesto, lejos de la formalidad exigida, provocó la sonrisa de la esposa del príncipe Guillermo.

La prensa británica subrayó que este tipo de expresiones no tienen cabida en un saludo oficial. La naturalidad con la que Trump rompió el protocolo contrastó con la rigidez del entorno. En un instante, el foco pasó de la diplomacia a la anécdota.

Kate, fiel a su estilo, mantuvo la compostura y respondió con amabilidad. Aun así, la escena no tardó en convertirse en objeto de debate en medios y redes sociales. Muchos interpretaron el comentario como una falta de etiqueta que, sumada al gesto con el rey, marcó la visita.