Gonzalo Ramos descubrió su amor por la interpretación cuando era apenas un niño. Todo empezó porque quería conquistar a una chica que le gustaba, pero aunque ella no se enamoró de él, él sí se enamoró del teatro. Desde entonces, supo que quería dedicarse a actuar y no paró de formarse para mejorar.
A los 15 años ya estaba completamente seguro de su vocación y empezó a tomar clases con reconocidos profesores como Cristina Rota y Corazza. Su primer papel profesional fue en la serie Hospital Central, y en ese momento sintió que podía ganarse la vida haciendo lo que realmente amaba. Para Gonzalo, la interpretación es algo mágico que mantiene vivo al niño que todos llevamos dentro.

Este inicio temprano marcó un camino de dedicación y esfuerzo que Gonzalo ha continuado a lo largo de toda su carrera. No se trata solo de talento, sino de trabajo constante y pasión por contar historias que emocionen. Esa base sólida le ha permitido afrontar proyectos variados y complejos.
El éxito de Física o Química
El salto a la fama llegó con Física o Química, una serie que se convirtió en un fenómeno fan. Gonzalo tenía solo 18 años cuando empezó a grabar y recuerda cómo la gente le pedía fotos desde el primer capítulo. La atención fue creciendo rápidamente, y aunque a veces fue abrumadora, siempre sintió el cariño de sus seguidores.
Para él, esa etapa fue muy especial y guarda un gran agradecimiento hacia sus compañeros. Aunque hoy cada uno sigue su camino, mantiene contacto especialmente con Adam Jezierski y Javier Calvo, con quien compartió camerino. El éxito de la serie fue una experiencia inolvidable que marcó su carrera.
Esa experiencia temprana también le enseñó a manejar la fama con madurez. Gonzalo reconoce que podría haberse perdido en la fama, pero supo mantenerse con los pies en la tierra. Esto le permitió seguir creciendo profesionalmente sin perder su esencia.
Jacobo Monteclaro en La Promesa
En La Promesa, Gonzalo interpreta a Jacobo Monteclaro, un personaje complejo y lleno de matices. Jacobo es el hijo menor de un barón y vive con la sensación constante de ser el segundón. Nunca llega a tiempo a nada, y estas inseguridades marcan su forma de actuar y sus fantasmas personales.
Gonzalo destaca el reto de meterse en la piel de Jacobo sin juzgarlo, entendiendo su contexto histórico y emocional. El actor disfruta mucho este papel y la relación con sus compañeros, entre ellos Amparo Piñero, que interpreta a Martina. Grabar en el Palacio de El Rincón, un lugar espectacular, también ha sido una experiencia muy positiva para él.
Además, este personaje le ha permitido explorar aspectos de su talento que no había mostrado antes. La complejidad de Jacobo le obliga a profundizar en las emociones y a mostrar vulnerabilidad. Esto enriquece su interpretación y conecta con el público.
El teatro, una pasión que sigue viva con Goteras
Además de su trabajo en televisión, Gonzalo acaba de estrenar la comedia Goteras en el Teatro Bellas Artes. En esta obra comparte escenario con Fernando Albizu y Gloria Albalate, formando un gran equipo. La función, que estará en cartel hasta el 27 de julio, mezcla humor y emoción con un ritmo dinámico que encanta al público.
El teatro le ofrece otro espacio para crecer como actor. Le gusta la conexión directa con el público y la energía que se siente en cada función. Además, esta etapa le ayuda a equilibrar su vida profesional y personal, manteniendo la pasión por la interpretación.
Su mujer, su gran apoyo
Gonzalo Ramos destaca el papel fundamental que tiene su mujer, Sofía Escobar, en esta nueva etapa de su vida. Ella ha sido su gran apoyo durante todos estos años y ahora disfrutan juntos de la paternidad que siempre desearon. Gonzalo resalta lo plena que se siente la pareja gracias a la complicidad y el cariño que comparten.
La cantante portuguesa no solo acompaña a Gonzalo en los momentos felices, sino que también comparte con él las responsabilidades del día a día. Él reconoce que sin el esfuerzo y la dedicación de Sofía, la experiencia sería mucho más difícil. Su ayuda y paciencia hacen que la convivencia familiar sea armoniosa y llena de amor.
Gonzalo valora especialmente cómo Sofía ha sabido equilibrar su carrera profesional con la maternidad. La pareja trabaja unida, aportando lo mejor de sí para criar a sus hijos en un entorno lleno de estabilidad y felicidad. Sofía es, sin duda, la pieza clave que mantiene unida a esta familia en crecimiento.