Las joyas, en el mundo de la realeza, no son solo un accesorio más. Son verdaderos símbolos de continuidad, afecto y también de poder. Es por ello que cuando una de estas piezas aparece o reaparece, siempre hay algo más detrás.
En un reciente acto en Escocia, Kate Middleton dejó claro que algunos mensajes se comunican sin palabras. Su reaparición coincidió con un día importante para la pareja, su aniversario de matrimonio. Y, en esta ocasión, todos repararon en un pequeño detalle: su mano izquierda.

El regreso de una joya con historia
Kate volvió a lucir el anillo de compromiso que alguna vez llevó Diana. La joya, con zafiro azul y diamantes, tiene un enorme valor sentimental y simbólico. Durante meses había estado ausente de las manos de Kate y su retorno no pasó desapercibido.
Esta pieza fue diseñada en 1840 por el joyero Garrard, por encargo del príncipe Alberto. Décadas más tarde, Carlos se la entregó a la Lady Di. Y en 2012, Guillermo se la regaló a Kate al anunciar su compromiso.
“Es el mismo anillo, y es exactamente del mismo tamaño”, aseguró Kate hace dos años. “Es un honor poder usarlo”, dijo en aquella conversación pública. No lo modificó, por respeto a su suegra.

Un homenaje sincero y muy personal
Más allá de su belleza, esta joya representa algo más profundo. Kate reconoció: “Lamentablemente, nunca pude conocerla… hubiera disfrutado muchísimo de ser abuela”. Añadió con emoción: “La extrañamos cada día”.
Sus palabras, sencillas, pero cargadas de sinceridad, han despertado una ola de reacciones. Mientras reivindica el legado de Diana, también se aleja de otras figuras de la familia. Y eso, inevitablemente, genera comparaciones con Meghan Markle.
En su momento, la ausencia del anillo generó especulaciones. Algunos creían que se trataba de un ajuste de talla. Otros pensaban que era parte de una imagen para mostrarse más cercana al público, siendo menos ostentosa.

Una elección que no pasa desapercibida
El anillo volvió justo en un momento en que la presencia institucional de Kate es más fuerte que nunca. Y al traer de vuelta esta joya, también regresa el recuerdo de Diana como figura pública y madre. Este gesto refuerza su lugar dentro de la familia real y ante los británicos.
Más allá del valor material, el anillo conecta las generaciones y, al usarlo, Kate también representa esa continuidad. Usar un anillo de Lady Di públicamente, pone a la fallecida princesa de nuevo en el centro.
En este juego de símbolos y gestos, las comparaciones son inevitables. Y si bien Meghan y Harry están lejos del palacio, este gesto parece decir mucho más de lo que muestra. Diana sigue presente en el corazón de sus hijos, de sus admiradores y en la realeza británica.