Desde que se anunciara el traslado de los príncipes de Gales a Forest Lodge por las obras en Buckingham, la mudanza ha generado titulares constantes. El anuncio de Kate y Guillermo de establecer allí su residencia despertó curiosidad sobre cómo encajarían en su nuevo entorno.
Antes de instalarse, los príncipes comenzaron a adaptar la vivienda a las necesidades de sus hijos y a la vida cotidiana. Sin embargo, algunas decisiones iniciales no fueron bien recibidas por quienes conviven en el área. Ahora, una nueva medida tomada por Kate y Guillermo ha terminado por alimentar la polémica.

El nuevo hogar del príncipe Guillermo y Kate Middleton
El príncipe Guillermo y Kate confirmaron hace meses que Forest Lodge se convertiría en la residencia familiar permanente tras las obras en Buckingham Palace. Incluso se ha comentado que el heredero planea mantenerla como hogar cuando acceda al trono. La mudanza se completará antes de fin de año y las primeras reformas ya están en marcha.
Los príncipes de Gales han buscado adaptar la mansión georgiana a las necesidades de la familia. La comodidad y la seguridad se han convertido en requisitos esenciales para los príncipes y sus tres hijos. De esta manera, cada detalle se ha diseñado para garantizar privacidad sin renunciar a la vida familiar.
Estos cambios han provocado un gran descontento entre los vecinos. Muchos se quejan de que las modificaciones han alterado su rutina cotidiana y han limitado parte de su libertad. Sin ir más lejos, la última decisión adoptada por la pareja ha incrementado todavía más el descontento entre los vecinos de la zona.

El error que muy pocos les perdonarán
La medida más controvertida ha sido la creación de un área de exclusión en torno a la residencia. El perímetro alcanza los 3,7 kilómetros y afecta a unas 61 hectáreas de terreno. Allí se prohíbe el paso a peatones, incluyendo a quienes paseaban con sus perros desde hace décadas.
La restricción se dictó a principios de septiembre y entró en vigor de manera inmediata. La instalación de vallas comenzó el domingo y se extendió a zonas de aparcamiento. Los abonados al servicio de estacionamiento recibieron apenas una semana de preaviso.
Los vecinos no cuestionan la importancia de proteger al príncipe Guillermo y Kate Middleton. Lo que critican es la falta de información y el cierre de un espacio que consideraban parte de su vida cotidiana. “Muchos llevamos 20 años viniendo aquí con nuestros perros”, lamentaba una residente.

Malestar vecinal en Windsor
El sentimiento general entre los residentes es de sorpresa y decepción. Para muchos, el parque que rodea la residencia era un lugar de encuentro social y una tradición familiar. La posibilidad de perder ese entorno de un día para otro ha despertado indignación y un profundo malestar dentro de la comunidad vecinal.
Algunos vecinos aseguran que la medida rompe el equilibrio entre seguridad y comunidad. Si bien entienden los riesgos que enfrenta la Familia Real, consideran que el sacrificio no se ha explicado con claridad. La falta de diálogo previo es una de las quejas más repetidas.

