El pasado 21 de junio, el príncipe Guillermo celebró su 43 cumpleaños. Desde el Palacio de Kensington compartieron una imagen inédita de este evento. En la fotografía, el príncipe Guillermo aparece junto a su perrita Orla y sus cachorros, lo que despertó ternura en los usuarios de Instagram.
Sin embargo, la foto no fue bien recibida por la organización Peta. Este grupo defensor de los derechos de los animales criticó a los príncipes de Gales por no promover la adopción de animales. Peta reprocha que su cocker spaniel, Orla, haya tenido una camada.

La organización Peta critica al príncipe Guillermo por no promover la adopción
Elisa Allen, vicepresidenta de Peta, criticó en The Telegraph que tener una camada en plena crisis de refugios es inapropiado. En su declaración, propuso que Guillermo siguiera el ejemplo de los reyes Carlos y Camilla, quienes adoptaron a su perro de un refugio. Según Allen, esta acción ayudaría a mitigar la creciente cantidad de animales sin hogar en el Reino Unido.
Orla, el cocker spaniel de los príncipes, llegó a la familia real en 2020. Su llegada se produjo tras la muerte de Lupo, el perro que James Middleton había regalado a Kate en su boda. No fue hasta dos años después que la Familia Real compartió la primera imagen oficial de Orla, en el séptimo cumpleaños de la princesa Charlotte.

La imagen publicada el día del cumpleaños de Guillermo, en la que aparece con los cachorros de Orla, ha generado polémica. La situación ha dado lugar a un debate sobre la cría de perros frente a la adopción. En el Reino Unido, la adopción de animales se ha convertido en un tema sensible en los últimos años.
Polémica real: la familia de Guillermo en el ojo del huracán de los animalistas
Según el Daily Mail, la familia real podría quedarse con uno de los cachorros de Orla. Esta posibilidad ha generado un gran revuelo, especialmente entre los activistas defensores de los derechos de los animales. Este escándalo llevó al diputado Andrew Rosindell y a varios activistas a pedir que se revoque el estatus benéfico de Peta.
Rosindell y otros críticos consideran que Peta actúa más como un “grupo de protesta política extremista” que como una organización benéfica. Además, aseguran que la organización no muestra pruebas de sus actividades caritativas. Este incidente ha puesto a la familia real en el ojo del huracán animalista, con opiniones divididas sobre su trato hacia los animales.